recogida de una actualidad con el ánimo de archivo y la opinión personal

miércoles, 25 de marzo de 2015

Persistir luchando o morir sufriendo: ¿"ES LO QUE HAY.."?






"Es lo que hay.." constituye hoy día una marca de estado de ánimo que permanece y prolifera entre las almas de nuestra entera comunidad social.  

Desgraciadamente uno no termina la jornada sin tener que escuchar la desafortunada expresión al menos una vez de la boca de algún ser cercano o familiar.

Parece no ser demasiado presuntuoso afirmar que la realidad de nuestra época, muy a menudo, se confunde con episodios similares a los descritos en las novelas de Stephen King, los guiones de Alfred Hitchcock o, incluso, las visiones espeluznantes que nos describe James Wan en la multiplicidad de trabajos que han desarrollado para la industria cinematográfica.  

A pesar de encontrarnos cómodamente repantingados sobre la butaca de una de esas carísimas salas que hoy se encuentran en fase de extinción, las sensaciones que experimentamos en cada uno de esos tres casos particulares, así como en muchos otros más, son momentos aterradores, escalofriantes e, incluso, sobrecogedores.  No obstante y muy pesar de ello, desembolsamos en taquilla el equivalente a un buen almuerzo para experimentar emotivamente las nutritivas sensaciones del pavor horrorizante que se desarrolla sobre la ventana iluminada de esa otra realidad.

Ciertamente el masoquismo y perversión que demostramos con ese acto, sin duda asiste constructivamente a la mente en el periplo que describe nuestra creatividad, precisamente para poder percibir rasgos de contraste negativo en una consciente, paralela y más tangible realidad.  Ahora bien, quizá busquemos, sin pensarlo, cierta disparidad en el sadismo para un momento dubitativo dentro del panorama real y, de esta forma, nos forzamos a visionar un marco más positivo por contraste para poderse aplicar sobre nuestra capacidad de alcanzar una objetividad más coherente y racional.

Lo que es probablemente incontestable es que el materialismo verdadero juega cada vez un papel más ponderado sobre la acción que discurre en la proyección de ese proyectado más allá, pues la amalgama de objetividad e inexistencia mezcla uniformemente las sendas concluyentes y traza un camino que conjuga, analiza y nos concluye en la idea que nos muestra el más puro sentido de la verdad real.

Por esa razón, más vale proponerse un buen esfuerzo para con todo nuestro entorno y nos forcemos a exteriorizar ese urgente carácter positivo que nos va a catapultar, en un breve instante inesperado, a esparcir el preciado polvo de la bondad por toda la estratosfera del compendio global social.  Mas no olvidemos que dichas "pantallas" refractoras sólo son superficies bidimensionales que muestran cierta perturbación de nuestra realidad, la cual es objetivamente cuatridimensional, y sobre ella viene la realidad disparada desde una potente bombilla alimentada por energía originada desde una perturbada  irracionalidad.

Un incierto y viejo sabio acuño en su día la expresión: "es mejor morir de pie que vivir de rodillas", atendamos a su mensaje y pongámonos a trabajar, por una mejora en este mundo que no suponga robarles los derechos más fundamentales a todos los demás.





¿Cambiar el rumbo de esta sociedad?  Se deben incinerar las "pantallas" de la irracionalidad y buscar el rumbo certero hacia donde caminar.. 




jueves, 12 de marzo de 2015

La EGOLATRÍA ante una sociedad desprovista de carácter individual







La necesidad que muestra el ser humano en mantener relaciones de cooperación en el ámbito interpersonal, define su propia laxitud a la hora de enfrentarse individualmente con los retos que se le plantean en la vida.  La evolución generalizada del propio carácter individual acontece, paulatinamente, en retroceso con respecto a una potencial transformación selectiva que mantendría al sujeto más preparado específicamente ante su programa de crecimiento individual.

Tanto es así, que las tablas de dependencia particulares aumentan progresivamente hasta unos niveles que comienzan a ser preocupantes si observamos la realidad a través del prisma con el que dilucidamos nuestro futuro.

De esta manera, la nueva composición interior del organismo social globalizado destaca con una postura que diluye sus capacidades y aptitudes personales dentro del entorno colectivizado, el que muestra, cada vez con más claridad, que las dependencias colaterales e intrínsecas en una consolidada comunidad, deben enraizarse con más fortaleza para evitar escisiones peligrosas para su propia integridad.  La especificación y especialización de las realidades colectivas aumentan con el tiempo en contenido y generan a un ser desprovisto de las capacidades naturales más necesarias para la supervivencia en el entorno racional.

Por tanto, si observamos que el grupo consolidado debe navegar con un rumbo mantenido hacia el ideal común, su entramado individualizado debe mostrar unas conexiones ciertamente robustas y coherentes antes de iniciar su periplo comunal.  Si este hecho no se consolida, el potencial desplazamiento hacia un frente de mejora no se puede completar con éxito debido a la obvia e ineludible desintegración de la frágil malla que cohesiona el personal durante el traspaso evolutivo hacia un nuevo marco temporal.







La importancia, pues, en la UNIÓN dentro de los colectivos para alcanzar una progresiva meta singular, debe ser consolidada desde el primer minuto de la puesta en marcha de cualquier actividad social.  Bien sea desde un entorno de trabajo, deportivo e incluso dentro de un marco familiar o social.

"La unión hace la fuerza" es un viejo dicho que concreta esta tautología, a pesar de que de vez en cuando ciertos individuos con gran capacidad de liderazgo, pretendan usurpar los privilegios del poder latente para cambiar las directrices de los que tiran o han tirado coherentemente del carro de una forma distinta a su criterio personal.

El cambio generacional en el comando de los colectivos debería suceder de una forma fluida y sin un contraste contundente o abruptamente impuesto por cualquier valor personal, de otra forma se introducen en el proceso directivo manifiestas sendas derivadas que más tienen que ver con la egolatría que con el sentido común y colectivo más auténtico, beneficioso y, ciertamente, racional.

No te sientas ofendido, libérate de la necesidad de ganar, de tener la razón, de ser y mostrarte superior al resto y libérate de la necesidad de tener más..  Sólo así entenderás que la importancia del individuo cesa en su programa impositivo y el motor que nos conduce hacia el futuro anda mejor como grupo consolidado a pesar de todos los intentos beligerantes que mantengan los demás.

¿Aprenderemos algún día con los hechos constructivos de nuestro entorno natural?



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jueves, 5 de marzo de 2015

Editemos los LAMENTOS de una existencia disoluta






"Me he propuesto aguantar 24 horas sin quejarme en voz alta. Empecé ayer por la noche y, hasta ahora, me he quejado más de 10 veces teniendo que poner el contador a cero. En el momento que lo escribo llevo 35 minutos y 27 segundos sin quejarme. Quiero saber cuánto tiempo tardaré en estar 24 horas."..


Gràcies, Anna


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Uno de los resultados más palpables de practicar el sano deporte de la curiosidad, es la singularidad de toparse con conceptos ajenos a nuestra propia realidad individual.

Lejos de intentar establecer un juicio sobre las prácticas actuales que disuelven el ahogo convulsivo de nuestra sociedad, uno pretende estimularse eficazmente ante el potencial resultado de una práctica eficiente y verdadera, especialmente ante un panorama que sufre a diario el bombardeo continuado de la sinrazón más absurda y elemental.

Si el esfuerzo colectivo estuviese colmado del espíritu que conlleva esta forma de discurso psico-social, quizá sería cierto que el organismo colectivo desarrollaría una evolución firme y provechosa, la que nos garantizaría una supervivencia más amena entre comunidades más sostenibles durante el período circunscrito dentro de nuestra escala vital.  De esta manera, todos los integrantes del grupo compartirían gratuita y mutuamente el sentido de la simpatía recíproca y prodigarían la implantación de la noción de la idolatrada felicidad; además, el consenso colectivo desviaría terminantemente todo el mal de la auténtica y más pura verdad.

Confinar así, forzosamente un concepto tan elemental, va a producir, sin duda, una pequeña herida emocional, una regresión hacia el pasado indiscutible e inequívocamente condicional.  Sin embargo sabemos de sobras que si escarbamos en las tierras del ayer particular, podemos observar que la naturaleza de nuestra mente borra, a través de procesos de la mecánica bioquímica y eléctrica, los datos referentes a malas experiencias que puedan dañar los recuerdos de un pasado risueño, placentero y positivamente emocional.

La naturaleza es sabia, nos permite evolucionar adaptando todas las biologías a una coherencia con sus entornos de una manera sabia y singular.  Quien sabe, quizá sea esta una buena forma de empezar a motivar el cambio que debemos ejercitar, pues cuando uno exhala el buen positivismo resulta excepcionalmente contagioso para todos los demás.

No hemos venido aquí a sufrir, sino probablemente a reproducir unos patrones a través de la reiteración existencial con los que consigamos sintetizar al ser humano perfectamente completo y adecuadamente racional.