Los acuerdos de Bretton Woods son las resoluciones de la conferencia monetaria y Financiera de las Naciones Unidas, realizada en el complejo hotelero de Bretton Woods, New Hampshire, Estados Unidos, entre el 1 y el 22 de julio de 1944,
donde se establecieron las reglas para las relaciones comerciales y
financieras entre los países más industrializados del mundo. En las conferencias se
decidió la creación del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional, además del uso del dólar como moneda internacional. Estas organizaciones se volvieron operativas en 1946. Bretton Woods trató de poner fin al proteccionismo del período
1914-1945, que se inicia en 1914 con la Primera Guerra Mundial. Se
consideraba que para llegar a la paz tenía que existir una política
librecambista, donde se establecerían las relaciones con el exterior.
fuente: wikipedia
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El Comité de Bretton Woods es la red no partidista de prominentes ciudadanos del mundo que trabaja para demostrar el valor de la cooperación económica internacional y fomentar fuertes y eficaces las instituciones de Bretton Woods, como fuerzas para el bienestar global.
Roosevelt y Churchill, principales arquitectos de la conferencia en BW
Contexto e introducción histórica del sistema originado en BW:
Nos situamos en 1.944. La Segunda Guerra Mundial ha finalizado,
dejando Europa prácticamente destruida. Los problemas económicos
surgidos tras “la Gran Guerra” podían volver a aparecer. El retorno a
partir de 1.925 al patrón oro en su nueva modalidad de patrón de cambios parecía la vuelta a la normalidad, pero no era tan eficaz como el
patrón oro clásico y sus desajustes y fallos lo condujeron a su fin en
la década de los treinta. Durante estos años treinta, los flujos
internacionales de mano de obra y de capital habían experimentado una
gran disminución, debido a la situación de colapso en la que se
encontraba el comercio multilateral y el sistema de pagos nacido a lo
largo del siglo XIX que sustentaba dicho comercio. A dicha situación
contribuían las fuertes restricciones que imponían las políticas
comerciales de los distintos países (bilateralismo, restricciones a los
pagos, inestabilidad de los tipos de cambio...), degenerando el sistema
de pagos internacionales en una plétora de controles cambiarios. Todo
esto se agravó con el estallido del segundo gran conflicto bélico.
Pero
a diferencia de la situación tras la Primera Guerra Mundial, cuando
finaliza la Segunda, los Estados Unidos, que se consolida como primera
potencia mundial, están decididos a diseñar un nuevo orden económico a
nivel internacional (NWO). La planificación de este nuevo orden, da su primer
paso con la firma de la Carta del Atlántico y de la Declaración de las
Naciones Unidas en 1.942, acontecimientos que mostraban la disposición
de los países que habían formado parte del bando aliado a mantener una
estrecha cooperación en el ámbito económico. Pero desde un primer
momento la postura de británicos y norteamericanos divergía en distintos
aspectos del campo monetario. Ya tras el Acuerdo de Ayuda Mutua entre
los Estados Unidos y Gran Bretaña en 1.941, se sucedieron múltiples
discusiones preliminares referidas a dichos aspectos.
Sintetizando el punto de vista norteamericano, podemos concluir que abogaban por el liberalismo (el clásico laissez-faire) en las relaciones internacionales, evitando discriminaciones y no dejando lugar a futuras interpretaciones de los acuerdos adoptados.
Por su parte, para
los británicos el principal problema tras la guerra lo constituía el
abordar sin ayuda externa el déficit de su balanza de pagos. Su posición
desde un principio choca con la estadounidense, pues los británicos
preferían la creación de instrumentos flexibles, no rígidamente
estructurados por un acuerdo inicial.
El resultado es la elaboración de dos planes distintos. El norteamericano lo diseña el funcionario del Tesoro Harry Dexter White, mientras que del británico se encarga John Maynard Keynes. Las fórmulas propuestas eran muy diferentes. Pero ambos planes participaban de la misma idea de crear un control en los tipos de cambio y asegurar la liquidez realizando esto a través de un organismo internacional.
Keynes advierte que los
peligros a evitar son el bilateralismo y el desequilibrio después de la
guerra. Los elementos básicos que trata en su propuesta son:
- Sistema multilateral de clearing.
- Sistema de financiación.
- Mecanismo de ajuste.
- Fijación de los tipos de cambio.
- Papel del oro en el sistema.
El
plan establecía unos límites máximos de crédito. Si se sobrepasaba
durante dos años seguidos, la “Unión Internacional de Clearing” podía
obligar al país a devaluar, entre otras medidas. Se establecerían tipos
de cambio fijos pero ajustables. Por otro lado, el oro no sería exigible
por el país acreedor, pero sí utilizable por el deudor.
Por su parte, el plan diseñado por H.D. White proponía la creación de un fondo de estabilización y un banco.
Tras
numerosas negociaciones, como era de esperar, triunfó, aunque con
modificaciones el plan propuesto por el país más poderoso, Estados
Unidos. Se preveía establecer un fondo internacional de estabilización,
en el que los distintos países contribuirían con una cuota, estando la
concesión de préstamos sometida a una cierta condicionalidad.
Las negociaciones se cerraron formalmente con el acuerdo firmado en la
Conferencia Monetaria y Financiera celebrada entre el 1 y el 22 de julio
de 1.944 en la ciudad estadounidense de Bretton Woods (New Hampshire).
De esta conferencia nacen dos grandes organismos internacionales: el
Banco Internacional de Reconstrucción y Desarrollo (BIRD) y el Fondo
Monetario Internacional (FMI), cuyo Convenio Constitutivo firmaron
representantes de 44 países, siendo el cometido de este último, como
afirma M. Varela (1.996) “la elaboración de un código de conducta en
materia económica internacional”.
El objeto de este trabajo es
el estudio del papel desempeñado por el Fondo Monetario Internacional en
el funcionamiento del nuevo sistema creado en Bretton Woods. Para ello,
en primer lugar, revisaremos los fines para los que se constituía en
Fondo y los aspectos básicos de su organización y funcionamiento, para, a
continuación analizar el funcionamiento general del Sistema Monetario
Internacional diseñado en Bretton Woods, y el papel desempeñado por el
Fondo a lo largo de su existencia. Debido a la necesaria reducida
dimensión de este trabajo, múltiples aspectos relativos a los cambios
que se fueron produciendo en el FMI y algunos temas interesantes no
podrán ser tratados con la profundidad deseada (BIRD, UEP...) y nos
tendremos que limitar a proporcionar aquellas referencias bibliográficas
que creamos más adecuadas. Aún con estas limitaciones esperamos
proporcionar al lector una visión general lo más completa posible del
Sistema Monetario Internacional durante este período histórico que se
prolonga hasta comienzos de la década de los setenta cuando su situación
se hace completamente insostenible.
II. FINES, CONFIGURACIÓN DEL FONDO Y FUNCIONAMIENTO DEL SISTEMA DISEÑADO EN BRETTON WOODS.
1.Fines y configuración del Fondo
En primer lugar nos proponemos repasar los propósitos que en un
principio pretendía el Fondo, para, de esta manera, al analizar
posteriormente su actuación podamos ir contrastando el grado de
adaptación de esta a los distintos fines. Los encontramos en el artículo
1 del Convenio de Constitución:
i) Promover la cooperación
monetaria internacional a través de una institución permanente que
proveyera los instrumentos necesarios para la consulta y colaboración en
problemas monetarios internacionales.
ii) Facilitar la
expansión y crecimiento equilibrado del comercio internacional y
contribuir a la promoción y mantenimiento de altos niveles de empleo y
producción, desarrollando los recursos productivos de todos los
miembros, como objetivos primarios de la política económica.
iii) Promover la estabilidad de los tipos de cambio, evitando devaluaciones competitivas.
iv)
Contribuir al establecimiento de un sistema internacional de pagos
respecto a las transacciones corrientes entre miembros y eliminación de
restricciones de cambio exteriores que frenaban el crecimiento del
comercio internacional.
v) Permitir a los miembros el
acceso a los recursos del Fondo bajo adecuadas salvaguardias, para poder
corregir sus problemas de balanza de pagos sin tener que poner en
peligro la prosperidad nacional o internacional.
vi) De acuerdo con lo anterior, acortar la duración y el grado de los desequilibrios de las balanzas de pagos de los miembros
El artículo 12 establecía los principios de operación del Fondo. El poder descansaría en la Junta de Gobernadores (Board of Governors), en el que cada país nombraría uno y se reúne anualmente, con Directores Ejecutivos (Executive Directors)
responsables de las líneas generales de actuación del Fondo. Pero el
órgano realmente decisor del Fondo lo constituye el Directorio Ejecutivo
(Executive Board) que, por delegación de la Junta, ejerce sus
poderes y está formado por representantes de los cinco países con cuotas
mayores y representantes de los restantes, por grupos, (formado en un
primer momento por los cinco países que formaban el Comité Permanente de
Seguridad de las Naciones Unidas: Estados Unidos, Reino Unido, URSS,
China y Francia. Como más tarde veremos, la URSS abandonará el Fondo).
Completa el organigrama un Director Gerente, designado por los miembros
para presidir este Directorio y que, además, es el jefe del personal del
FMI.
Uno de los temas más comprometidos en Bretton Woods era, como señala H. James (1.996), el cálculo de las cuotas por miembro y su correspondencia de votos (el número de votos de cada país es de 250 “votos básicos” más un número de votos proporcional a la cuota del país miembro, recibiendo un voto por cada 100.000 DEG). Se coincidió en que esta repartición debía reflejar fundamentalmente el tamaño de cada país miembro y su papel en la economía mundial. La fórmula básica la había preparado en abril de 1.943 el Tesoro de EE.UU. y tenía en consideración los datos de preguerra correspondientes a producción, reservar de divisas y comercio internacional. La importancia y dificultad de estas negociaciones, como veremos al analizar el funcionamiento del sistema, reside en el hecho de que la participación sería un signo del poder relativo de cada nación en el nuevo orden económico y político mundial: la URSS quería consolidarse como superpotencia subiendo sus cuotas desde 800 millones de dólares a 1.200 millones (esta fue la cantidad que finalmente le correspondió, pero renunció a ser miembro del FMI). EE.UU. quería subir la participación de China, como parte de su estrategia de introducir una nación importante entre la URSS y Japón. Ante esto, Francia se siente insultada, pues la participación de China sería superior a la suya... Tras estas complicadas negociaciones, el capital del FMI se elevó a 8.000 millones de dólares, siendo las mayores cuotas inicialmente asignadas de la siguiente manera:
Tabla 1
Estados Unidos | 2.750 millones $ |
Reino Unido | 1.300 millones $ |
China | 550 millones $ |
Francia | 450 millones $ |
India | 400 millones $ |
2. Funcionamiento del sistema
El nuevo sistema se basaba en la existencia de tipos de cambios fijos, pero ajustables.
Cada país estaba obligado a fijar la paridad de su divisa en términos
de oro como denominador común (con una significación meramente nominal.
Sólo Estados Unidos mantenía la convertibilidad oro y a través de ella,
el sistema funcionó, como señala F. Varela (1.994), como un
“pseudopatrón oro” o en relación del dólar de Estados Unidos del peso y
ley vigentes a 1 de julio de 1.944. Existía la posibilidad de la
fluctuación de los tipos de cambio, pero ésta estaba limitada. Para el
caso de EE.UU. la limitación venía del compromiso de convertibilidad del
dólar. Para el resto de las monedas se permitía una banda de
fluctuación de un 1% respecto a la paridad de la moneda en la que se
intervenía (el dólar en la mayoría de los casos).
No obstante,
tras autorización del Fondo (si el valor se alteraba por encima de un
10%), los países podían modificar sus paridades y volver a mantener la
estabilidad de los tipos de cambio en el entorno de la nueva paridad.
Para ello, se debían cumplir dos condiciones: el país se debía encontrar
en una situación de “desequilibrio fundamental” (esto se recoge en el
artículo 5 del Convenio Constitutivo, pero en ningún momento se define
cuándo un desequilibrio se considera fundamental) y era necesario
justificar el porcentaje de la devaluación. El uso del tipo de cambio
como instrumento de ajuste se contemplaba en todo caso como algo
extraordinario, debiéndose utilizar sólo en caso de desequilibrios
importantes y persistentes. A partir de 1.949 la interpretación de
“desequilibrio fundamental” se hizo menos restrictiva, pues había
surgido el problema de compatibilizar los fines de la política económica
interna con el objetivo del equilibrio exterior.
Para poder
mantener esos tipos de cambio frente a las presiones que ejercían los
problemas en la balanza de pagos de un país o a dificultades asociadas
con problemas de pagos de los primeros momentos, el FMI estableció un “pool” de divisas
sobre el que los miembros en apuros podían girar. Este fondo común
estaba formado por las distintas cuotas aportadas por los países. El 25%
de estas cuotas se tenía que entregar en oro y dólares y el 75%
restante en la divisa propia del país.
Según lo previsto en el
artículo 1, los miembros en dificultades podían acceder a estos recursos
del Fondo, girando contra las divisas comprendidas en el pool con su
propia moneda, por los que estos derechos de giro proporcionaban, de
hecho, unas reservas suplementarias. La correspondiente devolución, en
los plazos y condiciones establecidos, se configura como la “recompra”
de la propia moneda en poder del Fondo, realizada por un país mediante
la entrega de moneda convertible. Las cuotas se dividen en tramos, cada
uno del 25%. Tan solo dentro del primer tramo, llamado “tramo oro” pues
se correspondía como hemos visto con el valor total del oro suscrito por
cada miembro en el Fondo (hoy “tramo reserva”), un giro era
automáticamente autorizado. Los restantes -“tramos de crédito”- estarían
sometidos a una condicionalidad, más exigente a medida que aumentase la
cantidad prestada (en el primer tramo de crédito dicha condicionalidad
es baja, predominando la posición del país, mientras que en el segundo
tramo de crédito predomina la posición del Fondo). En el caso de
producirse un gran número de giros contra una moneda escasa, el Fondo, a
cambio de oro o préstamos, podría obtener cantidades adicionales del
país dueño de esa moneda.
A.G. Kenwood y A.L. Lougheed (1.972)
afirman que “el objetivo último del Fondo consistía en la creación de
las condiciones necesarias para que las transferencias de bienes y
servicios de un país a otro tuvieran lugar sin problemas de
restricciones sobre el comercio o de controles sobre los pagos
internacionales”. Para lograr esto, el Fondo pretendía establecer un sistema de pagos multilaterales, el cual se había de basar en una total convertibilidad de las divisas.
Los
miembros del Fondo, tendrían liberalizar las transacciones por cuenta
corriente, con el objeto de restablecer la convertibilidad y eliminar
las restricciones de cambios pasado un período de transición que
finalizaba en 1.952 (La plena liberalización de este tipo de
transacciones en la mayor parte de los países europeos se produjo en
1.958, y se formalizó cuando, en 1.961, renunciaron formalmente a esta
excepción, prevista en el artículo 14 del Convenio Constitutivo). Por el
contrario, en el ámbito de las transacciones de capital, no se
prohibían las restricciones, para poder proteger las balanzas de pagos
del efecto de grandes movimientos de capital pues persistía el mal
recuerdo del efecto desestabilizador de los movimientos de capital a
corto plazo en los años treinta (Sólo a partir de los años sesenta, se
va produciendo una paulatina liberalización de los movimientos de
capital acompañando a la convertibilidad externa de las principales
monedas europeas). Asimismo, se permitían la discriminación por divisas,
en el caso de que estas se declarasen oficialmente escasas. Gracias
fundamentalmente al Plan Marshall, esta cláusula de moneda escasa no se
tiene que aplicar.
Otro aspectos del sistema nacido en Bretton Woods de notable importancia son los "mecanismos de ajuste, financiación y transferencia".
El recurso a la modificación de los tipos de cambio se utilizó muy
poco. Por ello, el peso del ajuste recayó en los mecanismos internos.
Para que los efectos sobre los niveles de producción y empleo no fuesen
tan negativos, como hemos visto anteriormente, el Fondo reforzaba los
recursos disponibles de los países con problemas de balanza de pagos.
Por esta vía, como más tarde veremos, encontramos uno de los mayores
defectos del sistema.
3. La actuación del Fondo en los años 50 y 60
El día 1 de marzo de 1.947, el Fondo Monetario Internacional comienza a
operar. La difícil situación de la economía mundial en aquellas fechas,
caracterizada por los problemas de la reconstrucción, el proceso de
inflación generalizada y la escasez de dólares, que en gran parte palió
el Plan Marshall, complicaba la actuación del Fondo.
En la
siguiente tabla podemos observar la evolución de las cantidades prestada
por el Fondo durante el período de vigencia del sistema de Bretton
Woods.
PRÉSTAMOS CONCEDIDOS POR EL FONDO MONETARIO INTERNACIONAL
(En millones de DEG)
Año |
Giros reales brutos
|
Reembolsos
|
1.947 |
468
|
6
|
1.948 |
208
|
11
|
1.949 |
101
|
2
|
1.950 |
0
|
24
|
1.951 |
35
|
74
|
1.952 |
85
|
102
|
1.953 |
230
|
320
|
1.954 |
62
|
210
|
1.955 |
28
|
232
|
1.956 |
693
|
113
|
1.957 |
977
|
64
|
1.958 |
338
|
369
|
1.959 |
180
|
608
|
1.960 |
280
|
681
|
1.961 |
2.479
|
770
|
1.962 |
584
|
1.490
|
1.963 |
333
|
267
|
1.964 |
1.950
|
820
|
1.965 |
2.434
|
702
|
1.966 |
1.448
|
722
|
1.967 |
835
|
1.329
|
1.968 |
3.552
|
2.157
|
1.969 |
2.871
|
1.591
|
1.970 |
1.839
|
1.532
|
1.971 |
1.900
|
2.866
|
1.972 |
1.612
|
1.565
|
1.973 |
733
|
614
|
Fuente L.B. Yeager (1.984)
El primer préstamo del Fondo fue
una venta de 25 millones de dólares realizada a Francia en mayo de
1.947. En sus dos primeros años de funcionamiento, el Fondo realizó
múltiples operaciones. Como podemos observar en el cuadro número 2, el
valor de los préstamos concedidos por el F.M.I. en 1.947 ascendió a 468
millones de dólares y en 1.948 a 208. Iban dirigidos esencialmente a los
países de la Europa occidental. Después se frenan las operaciones del
Fondo, llegando a no realizar ningún préstamo en 1.950 (soportando la
ayuda norteamericana los desequilibrios de las balanzas de pagos).
Durante estos años, el F.M.I. intentó, asimismo, con un éxito relativo,
reimplantar un sistema multilateral de comercio y de pagos (tratando de
eliminar las restricciones a la importación y la discriminación en la
forma de cambios múltiples). Pero el multilateralismo sólo sería posible
cuando fuera general la convertibilidad por cuenta corriente, hecho que
hacia 1.952 aún no era constatable.
Desde 1.953 hasta 1.956,el
comercio mundial creció rápidamente y para la mayoría de los países
desarrollados, mejoró la situación de pagos, fundamentalmente por el
incremento de la competitividad de las industrias europeas de
exportación, las mejoras en la economía general de los países de la
Europa occidental, la ayuda norteamericana, la inversión extranjera y el
buen funcionamiento de la Unión Europea de Pagos (UEP) en el seno de la
OCDE, Unión que había empezado a operar en 1.950, debido a que para que
el Plan Marshall funcionara de manera efectiva, exigía una mayor
flexibilidad en los pagos intraeuropeos que la existente hasta ese
momento. Las aportaciones más importantes de la UEP consistieron en
incorporar la compensación automática a todos los déficit, cualquiera
que fuera su volumen, y en la cancelación también automática de los
déficit recíprocos, funcionando el Banco Internacional de Pagos de
Basilea como agente de los países miembros.
Durante este
período de relativa prosperidad, las restricciones sobre los pagos
internacionales tendieron a relajarse y parecía que podía llegarse a la
convertibilidad de las principales monedas, pero aún existían
importantes problemas de reservas. Paralelamente era muy bajo el
prestigio internacional del Fondo, pues entre 1.950 y 1.955 sus
disposiciones, como se puede comprobar en el anterior cuadro, eran muy
escasas.
El préstamo a gran escala se reanudó en 1.956, cuando el Fondo proporcionó más de 1.700 millones de dólares para giro inmediato o como “créditos de derecho de giro”, fundamentalmente a Gran Bretaña (561,5 millones de dólares), Francia e India, respondiendo a las tensiones de balanzas de pagos que creó la crisis de Suez. Siguiendo en esta línea, durante el otoño de 1.957 el Fondo también tuvo una gran actividad, durante la crisis que produjeron los rumores de inminentes ajustes de los tipos de cambio europeos, alcanzando el total de préstamos este año la cifra de 977 millones de dólares.
En 1.958
se produce un hecho de gran relevancia para el sistema financiero
internacional: Estados Unidos presenta su primer déficit importante de
balanza de pagos. Esto provocó una salida masiva de dólares y oro hacia
el resto del mundo, aumentando las reservas de otros países, facilitando
la convertibilidad de las divisas y, por consiguiente, la
liberalización de los pagos por cuenta corriente. Durante 1.959, la
mayoría de los miembros acordó aumentar su cuota un 50% más con respecto
a su cuota original. Este aumento “se hizo fundamentalmente para
ajustar las cuotas con el fin de que compensaran el aumento del nivel de
precios de alrededor de un 50% que había ocurrido con respecto al oro o
dólares desde que el Fondo comenzó a funcionar en 1.947”. (Finalmente,
el 15 de febrero de 1.961 acabó el período de transición del Fondo
Monetario Internacional, cuando Inglaterra Francia, Alemania, Bélgica,
Holanda, Luxemburgo, Italia, Irlanda, Perú y Suecia aceptaron la libre
convertibilidad de sus monedas para transacciones por cuenta corriente).
Hasta 1.960, los préstamos concedidos por el Fondo vuelven a ser poco importantes, destinándose esencialmente a países de producción primaria, de manera que van incrementándose la disponibilidad de recursos del Fondo, realizándose en 1.958 la primera revisión de las contribuciones de sus países miembros, cuyo resultado fue un aumento de los recursos del Fondo cifrable en 14.500 millones de dólares.
4. El Sistema Monetario en la década de los 60. Modificaciones introducidas en el sistema de Bretton Woods.
Nos situamos en 1.961 habiendo finalizado, como hemos
señalado, el período de transición de la posguerra. Desde entonces, una
vez superados los principales problemas aludidos, con mayores reservas y
mayor prestigio, la actuación del Fondo Monetario Internacional debía
adquirir la mayor relevancia que la Conferencia de Bretton Woods le
había concedido. De hecho, como podemos observar en el cuadro 2, las
cantidades prestadas por el Fondo dan un salto espectacular durante esta
década lo cual se debe en gran parte a los problemas del sistema, los
cuales se intensifican durante estos años.
En 1.963 se forma un
grupo de estudio formado por un distinguido grupo de economistas de más
de una docena de países. Este grupo de estudio se dedicó a analizar la
situación del sistema monetario internacional y concluyeron la
distinción de tres problemas diferentes, aunque muy interrelacionados: "ajuste, liquidez y confianza".
Hasta aproximadamente 1.950, se utilizó en numerosas ocasiones el tipo de cambio como instrumento de "ajuste" por
parte de todo tipo de países, debido esto en gran parte al mal
establecimiento de las paridades cambiarias al acabar la guerra. Hubo
cuarenta y cuatro diferentes propuestas de modificaciones en los tipos
de cambio entre 1.948 y 1.949, en ocasiones con resistencias del FMI e
incluso sin su aprobación. En 1.948, Francia y Méjico cambiaron sus
paridades sin acuerdo del FMI. En 1.949, Bélgica y Perú dejaron flotar
sus monedas con acuerdo de dicho organismo; y la libra esterlina se
devaluó en más de un 30%, lo que determinó devaluaciones de un amplio
número de países. Los países que devaluaron en 1.949 realizaban más del
50% de las exportaciones totales de la época y alrededor del 60% de las
exportaciones correspondientes a países industriales. De nuevo planeaban
los temores sobre las devaluaciones competitivas.
Pero desde
este año, salvo contadas excepciones, únicamente los países en vías de
desarrollo utilizan este mecanismo de ajuste. Esta postura se debe tanto
a factores políticos (tradicionalmente una devaluación se ha
considerado como un signo de debilidad de un gobierno) como a factores
estrictamente económicos, pues las devaluaciones se hacen más costosas
por los movimientos especulativos que se producen al irse liberalizando
las transacciones corrientes y muchas transacciones de capital. He aquí
el primer defecto de consideración del nuevo sistema.
El peso de
los ajustes recaía sobre los países con problemas de déficit de balanza
de pagos (a través del mecanismo interno, con sus costes en términos de
crecimiento y empleo), mientras que los países que presentaban
superavits tenían pocos incentivos para corregirlos.
Por otra
parte, los Estados Unidos financiaban sus déficits por el incremento de
las reservas en dólares del resto de los países. Durante la mayor parte
del período, Estados Unidos tuvo un déficit de su balanza de pagos, tal
como era calculado en la época: como balanza de liquidez. En los años
60, a medida que el proceso de acumulación voluntaria de dólares fue
terminando pues los países alcanzaban unos niveles de reservas deseados,
al tiempo que se agudizaba las crisis de la balanza de pagos de los
Estados Unidos, cuando los bancos centrales y los operadores, en
general, comenzaron a preocuparse, cada vez más, de la acumulación de
pasivos en dólares a corto plazo. La única vía de escape era la
conversión de los dólares en oro. Esta conversión fue agravando, en la
segunda mitad de los sesenta, el problema de confianza que entonces
estaba planteado y que llevó a limitaciones de hecho de la
convertibilidad a partir de 1.968. Con ello, la asimetría del país con
moneda de reserva se hizo más difícilmente aceptable para el resto de
los países.
El problema que no fue apreciado debidamente en los
años de vigencia del sistema es qué queda como instrumento de ajuste en
el sistema de Bretton Woods, una vez eliminados los ajustes ocasionales
de paridad.
Un mecanismo de ajuste en el que cabría pensar sería
a través de los precios. Pero el propio informe del FMI correspondiente
al año 1.964 señalaba que “las rigideces que existen del sistema de
precios y estructuras de costes hacen difícil que las reducciones de
precios en los países con déficit jueguen un papel importante en el
ajuste [...] gran parte del ajuste en los precios y costes relativos ha
tenido lugar a través de incrementos en los países con superávit”.
El
sistema pudo perdurar, como señala F. Varela (1.994), “porque los
países adoptaron, en general, políticas que respetaban el equilibrio; es
decir, porque los objetivos internos y externos fueron en buena parte
concordantes”. Cuando dichos objetivos chocaban entre sí, los controles
de capital y las restricciones a los pagos permitieron un cierto margen
de maniobra temporal. Pero este fue cada vez más escaso y menos eficaz
con la liberalización de las transacciones. Este será, como veremos
posteriormente una de las circunstancias que conducirán a la ruptura del
sistema diseñado en la ya lejana Conferencia de Bretton Woods y al
establecimiento de un “sistema” de tipos de cambio flexibles.
El problema de la creación de liquidez
fue el que mereció más atención en la década 1.960-1.970, aunque ya
desde el comienzo de las operaciones del sistema la escasez de dólares
era un problema fundamental. El fuerte incremento del comercio
internacional que estaba teniendo lugar implicaba la necesidad de
incrementar las reservas internacionales. Los distintos autores
consultados coinciden en que resulta evidente que la creación de
liquidez fue siempre un “hueco” muy importante en la planificación de
Bretton Woods. Tal como estaba redactado el Convenio Constitutivo, el
aumento de la liquidez internacional sólo podía ser proporcionado o
bien por el incremento de la producción de las minas de oro,
fundamentalmente sudafricanas o, eventualmente, con alguna venta de
oro soviético al mundo occidental o bien por el aumento del déficit
exterior de los países con monedas de reserva, fundamentalmente, Estados
Unidos.
Ambos procedimientos tropiezan con obvias dificultades.
La producción de oro no tiene por qué seguir el paso del progreso del
comercio mundial. Mas bien ocurre que mientras el comercio crece
geométricamente, la producción de oro es frenada por la ley de la
productividad marginal, que también funciona para las minas de oro. En
cuanto al aumento del déficit de los países con moneda de reserva,
conduce al siguiente problema que abordaremos, la pérdida de confianza
en esa moneda, y llega un momento en que el país en cuestión se ve
obligado a decir basta y comenzar el saneamiento de su equilibrio
exterior.
Triffin en 1.960 propone como solución al problema la
creación de liquidez mediante un acuerdo internacional que modificara
las funciones del FMI, permitiéndole esta creación de liquidez
internacional. En 1.962 se trata de paliar el problema con la creación
del Acuerdo General de Préstamos (AGP). Dicha creación estuvo
siempre al margen del Fondo Monetario Internacional hasta 1.967, año en
el que como a continuación analizaremos se acuerda el establecimiento de
una nueva forma de creación internacional de liquidez, los Derechos Especiales de Giro (DEG).
La
creación a través del dólar no era suficiente, pero nos encontramos con
el problema ya referido de la desproporción entre los pasivos a corto
plazo de los Estados Unidos y los activos oro de dicho país que conducía
al problema de confianza en el dólar, problema que adquiriría
tintes muy marcados cuando Estados Unidos expansionó fuertemente la
creación de liquidez a principios de los setenta.
Pero ya en
octubre de 1.960 había surgido el primer problema de confianza en el
dólar, coincidiendo con un ataque especulativo en el mercado de oro de
Londres, el cual había sido originado por una subida de su precio a 40
dólares por onza (cinco más que la cotización oficial a la que Estados
Unidos garantizaba la convertibilidad). Aunque tarde, Estados Unidos
intervino en el mercado, propiciando la creación de otras de las
modificaciones introducidas en el sistema de Bretton Woods: el
denominado Pool del Oro y los swaps entre bancos centrales, cuyos aspectos principales recogemos en los siguientes cuadros.
5. La ruptura del sistema de Bretton Woods y el nuevo papel del FMI en un contexto de tipos de cambio flexibles.
Todos
los mecanismos aludidos en el punto anterior ayudaron a superar sin
grandes dificultades la primera mitad de los sesenta, pero sobre todo
tras la devaluación de la libra esterlina en el otoño de 1.967, las
tensiones sobre el sistema monetario internacional se hicieron más
graves. Desde entonces, el dólar pasa a ser la moneda más debilitada,
acabando por romperse , de facto, su relación con el oro pues desde
marzo de 1.968 según F. Varela (1.994) “la convertibilidad del dólar en
oro pasó a ser prácticamente una ficción”. De esta manera se perdía el
único elemento de disciplina externa impuesto a Estados Unidos en el
sistema de Bretton Woods.
El gobierno estadounidense practica
durante estos últimos años de la década de los sesenta políticas
monetarias expansivas. En un principio, las autoridades monetarias
europeas defienden fuertemente el dólar, pero para evitar el riesgo de
importar la inflación se ven obligados a abandonar esa postura. (Algunos
gobiernos europeos, como el alemán, comienzan a tomar medidas
restrictivas con el objeto de limitar entradas no deseadas de capital).
Esto explica la flotación del marco y del florín holandés en 1.971.
Debido
a todas estas presiones, las demandas de convertibilidad en oro de
dólares continúan aumentado hasta tal punto que en agosto de 1.971
Estados Unidos suspende formalmente la convertibilidad oro. Tras esta
resolución se suceden múltiples negociaciones, que se concretarán en
diciembre de ese mismo año en los “Acuerdos de Washington”, en los que
se establece un realineamiento de las principales monedas (el dólar se
devalúa, otras monedas se revalúan o no alteran su valor y se amplían
los márgenes a un +2,25%). Pero esta reposición puramente formal
de la convertibilidad no es capaz de frenar los ataques especulativos,
con lo que en 1.973 Estados Unidos, sin consultar, decide en febrero una
nueva devaluación del dólar en un 10%. Sin embargo la especulación
continua y finalmente tras durante 15 días sin cambio, se abandona
definitivamente la convertibilidad oro del dólar, con lo que se rompe
definitivamente el sistema de Bretton Woods.
Esta ruptura del
sistema de tipos de cambio fijos (aunque ajustables), conducirá a un
sistema de flotación de las monedas. Los distintos países tratan de
restablecer algún sistema acordado. Para ello, se crea un comité en el
seno del Fondo para la reforma del sistema monetario internacional, en
el cual se estudian distintas alternativas. Las divergencias eran muy
importantes, de tal manera que algunos países desean volver a un sistema
muy regulado, mientras que otros, entre ellos Estados Unidos abogan por
un sistema más flexible.
No se alcanza, pues, un acuerdo, por lo que durante el período que llega hasta 1.976, se crea un comité interino provisional. En este año se alcanza un acuerdo en la reunión anual celebrada en Kingston (Jamaica), tras un difícil entendimiento entre Francia y Estados Unidos y del necesario proceso de ratificación hasta alcanzar las cuatro quintas partes del poder votante. En estos acuerdos, conocidos como “Acuerdos de Jamaica”, se reconoce la realidad de la flotación de las monedas de los países más relevantes. Otros países habían fijado su moneda con respecto a otra (franco o dólar por lo general), mientras que algunos países productores de petróleo del Oriente Próximo establecen una fijación ponderada.
Esta nueva
situación se verá reflejada en la segunda enmienda al Convenio
Constitutivo del Fondo, la cual entra en vigor el 1 de abril de 1.978.
Su principal aportación es la nueva redacción del artículo IV del
Convenio Constitutivo, en la cual se establece que cada país es libre
para determinar el sistema de tipo de cambio que desee aplicar: con
respecto al DEG o a cualquier otro patrón, en función de otra moneda o
dejándola flotar libremente en el mercado (la única prohibición es la
referencia al oro). Cada país se compromete a colaborar con el Fondo y
con los demás países a fin de promover un sistema estable de tipos de
cambio. Una vez que el país hubiera decidido el sistema elegido, tendría
que notificárselo al Fondo en un plazo de treinta días, aunque, se
podía cambiar de sistema en cualquier momento, de nuevo haciéndole
llegar la decisión al Fondo. En junio de 1.978 los países optaron por
los distintos sistemas de la siguiente manera:
-68 lo establecieron en términos de una sola moneda.
-15 con relación al DEG.
-17 en relación a un conjunto de monedas.
-38, entre ellos los principales países del mundo, eligieron el sistema de flotación.
Desde
1.978 las monedas más importantes continúan en el sistema de flotación,
aun cuando los países miembros del Sistema Monetario Europeo flotan
conjuntamente frente a otras monedas. En la actualidad hay 23 países que
ligan sus monedas al DEG o a otra cesta; 38 que se vinculan a otras
monedas, y el resto, hasta los 165 miembros actuales del Fondo que han
comunicado sus sistemas según el Informe anual del Fondo de 1.995,
mantienen un sistema de flotación más o menos libre e independiente.
De
acuerdo con la misión que tiene encomendada de supervisar el buen
funcionamiento del Sistema Monetario Internacional, las principales
funciones del Fondo son supervisar la política macroeconómica y otras
políticas conexas que afecten a los tipos de cambio de los países
miembros de la institución y facilitar asistencia financiera temporal a
los países miembros que sufran desequilibrios en sus balanzas de pagos.
Ya
antes de entrar formalmente en vigor esta segunda enmienda, el Consejo
de Directores Ejecutivos del Fondo había acordado los principios
directores de la política de tipos de cambio de los países y la
supervisión del propio Fondo. Estos, como señala M. Varela (1.996), son:
a)
“Los países evitarán manipular los tipos de cambio o el sistema para
impedir un ajuste eficaz de las balanzas de pagos u obtener ventajas
competitivas desleales frente a otros países miembros”.
b) “Los
países deberán intervenir en el mercado de cambios cuando sea necesario
para combatir condiciones desordenadas que den lugar a movimientos
perturbadores a corto plazo del valor de cambio de su moneda”.
c)
“En sus políticas de intervención, los países deberán tener en cuenta
los intereses de otros países miembros, incluidos los de aquellos países
cuyas monedas utilicen para realizar las intervenciones”.
Estas
medidas son tan imprecisas y permisivas que el Fondo ha tenido que
complementarlas puntualizando situaciones y políticas que suponen la
iniciación de consultas concretas con los países en el marco de su
política de supervisión:
Con el fin de que el Fondo pueda llevar a cabo su política de supervisión, todos los países están obligados a comunicarles cualquier disposición que aprueben sobre estas materias. Anualmente se revisan las políticas de los países miembros y el Consejo de Directores Ejecutivos revisa periódicamente la evolución de los tipos de cambio, además de analizar la política de supervisión del Fondo. El problema es que la capacidad de presión sobre los países no es la misma que la que tiene sobre los países deficitarios que le solicitan recursos.
La función del Fondo como ente capaz de impulsar la convertibilidad monetaria se vio acrecentada a partir de principios de los setenta, como consecuencia del deseo patente de los países de la esfera comunista de recibir apoyo del Fondo en sus problemas de balanza de pagos a cambio de abandonar sus sistemas de compensación y de bilateralismo en sus pagos externos. La decisión de Rumania de romper “la disciplina de los países del Este” solicitando en 1.972 el ingreso en las instituciones de Bretton Woods fue algo revolucionario.
Sin embargo, la transformación más importante del Fondo en cuanto a los puntos centrales de su actuación como institución de soporte se producirá a partir de la crisis de la deuda externa que surge en 1.982 y como consecuencia de la petición de asistencia para la transformación sistémica de los países del ya desaparecido COMECON (Consejo de Ayuda Económica Mutua).
Debido al fortísimo incremento de los movimientos internacionales privados de capitales, los desequilibrios posibles de las balanzas de pagos son mucho mayores. Por ello, el Fondo ha venido tratando de aumentar el volumen de los recursos financieros de los que puede disponer, en base a las sucesivas revisiones generales de cuotas y el aumento de otras líneas de financiación. Pero lo que realmente ha caracterizado la actuación del Fondo en estos últimos años es la ampliación de sus funciones de orientación, asesoramiento y asistencia técnica en favor de los países que tratan de solucionar sus problemas de balanza de pagos (aunque esta actuación sea criticada, como en el reciente caso de la crisis asiática).
III. UNA BREVE VALORACIÓN DEL SISTEMA CREADO EN BRETTON WOODS Y DE LA ACTUACIÓN DEL FMI
La conclusión a la que llegamos una vez analizado el devenir de los acontecimientos y repasadas las opiniones de los distintos autores estudiados es que , a pesar de los defectos en su funcionamiento y los diversos problemas, este sistema parece ser un caso de planificación con éxito, pues las tasas de crecimiento durante estos años fueron espectaculares, en el que las nuevas instituciones creadas, fundamentalmente, el Fondo Monetario Internacional desempeñaron un papel fundamental en distintos momentos, aunque cabría preguntarse si ese período tan favorable fue completamente atribuible al buen funcionamiento del Sistema Monetario Internacional. Eichengreen considera que tales resultados fueron consecuencia de una serie de circunstancias que coincidieron en el período de Bretton Woods, como el elevado nivel de inversión, que fomentó la demanda. Desde nuestro punto de vista ese aumento de la inversión se vio propiciado e impulsado, además de por la ayuda directa norteamericana, por el nuevo sistema y sus instituciones integradoras, entre las que destaca el Fondo Monetario Internacional.
Bien es cierto que el sistema no funcionó desde un primer momento siguiendo los esquemas teóricos diseñados en Bretton Woods. En un principio, incluso lo podríamos calificar como patrón oro-dólar. Es cierto que fue un régimen de tipos de cambio fijos en que ni el tipo de cambio desempeñó la función de ajuste que habían concebido sus fundadores, ni el FMI tuvo nunca el poder para imponer las acciones de política financiera y cambiaria necesarias para asegurar la eficiencia del proceso de ajuste según las aspiraciones del diseño original. Pero una vez liberalizadas las transacciones corrientes y alcanzada la convertibilidad de las principales monedas, el funcionamiento mejoró, aunque no se resolvía el problema del ajuste. Lo que resulta irrefutable es que el manejo de la economía mejoró sustancialmente con respecto a la , a nuestro modo de ver, desastrosa situación que se vivió entre los dos grandes conflictos bélicos. Asimismo, durante este período, como señala F. Varela (1.994), “no hubo inflación en ninguno de los grandes países; tampoco seria deflación en Estados Unidos, y se hicieron posibles los “milagros” alemán y japonés y el fuerte crecimiento de otros países”.
En estos primeros años, caracterizados por la escasez de dólares y las dificultades de la reconstrucción, el papel desempeñado por las diferentes instituciones creadas, entre ellas por el Fondo Monetario Internacional a través de las cantidades prestadas a los países, fue determinante. Sin embargo, la actuación del FMI comenzó a ser más significativa desde que Per Jacobson le imprimió un nuevo carácter en 1.956 y poco más tarde se van completando los procesos de convertibilidad. Aún más, el papel del Fondo podría haber sido completamente determinante si, para solucionar el problema de la especulación que llevó al derrumbe del sistema, se hubiese aceptado la propuesta de Triffin de crear un Fondo Monetario Internacional más poderoso y autónomo con posibilidad de crear importantes niveles de reservas.
Quizá la reflexión de W.M.Scammel (1.987, pág 47) sea la más expresiva y pueda servir para, a la vez que abrir, cerrar este trabajo: “Ningún sistema podía esperarse que durase más en un mundo efervescente y en transición política. Que durase todo el período de recuperación y crecimiento de la posguerra y sólo fuera desechado cuando en la economía internacional se habían producido cambios bastante fundamentales, es indicativo de su calidad”.
BIBLIOGRAFÍA
- James, H. (1.996). “International Monetary Cooperation Since Bretton Woods”. Washington D.C. International Monetary Fund.
- Kenwood, A.G. y Lougheed, A.L. (1.972). “Historia del desarrollo económico internacional”. Madrid. Ed. Istmo.
- Scammel, W.M. (1.987). “The Stability of the International Monetary System” MacMillan.
- Varela, M. (Coordinador) (1.994). “El Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y la economía española”. Madrid. Ed. Pirámide.
- Varela, M. y Varela, F. (1.984). “Organización económica internacional”. Madrid.
- Varela, M. y Varela, F. (1.996). “Sistema monetario y financiación internacional”. Madrid. Ed. Pirámide.
- Web en Internet del Fondo Monetario Internacional: www.imf.org
- Yeager, L.B. (1.984). “Relaciones monetarias internacionales” Tomo 2 Historia y política. Madrid. Alianza Universidad Textos.
Tradicionalmente, aunque no se trata de un requisito obligatorio, este Director es de nacionalidad europea, mientras que el Director del hoy Banco Mundial es norteamericano.
A lo largo de su existencia, las cuotas han sido revisadas y aumentadas (1.959 50%, 1.965 25%, 1970 35,5%), cuantificándose desde 1.967 en una nueva unidad creada, los Derechos Especiales de Giro (DEG). De esta manera, a finales de septiembre de 1.974, las cuotas totalizaban 29.200 millones de DEG.
Varela (1.994), haciendo referencia al artículo de J. Williamson (1.986) “On the system in Bretton Woods”, señala que existió un consenso generalizado entre los economistas en caracterizar un desequilibrio fundamental como “una situación en la que un país no podía esperar conseguir [...] un equilibrio básico dentro del ciclo sin llevar a cabo un proceso deflacionista [...] o sin restringir su comercio o sus pagos”.
Los bancos depositantes del FMI eran la Reserva Federal estadounidense, el Banco de Inglaterra, el Banco de Francia y el Banco de la India.
Este tema de la condicionalidad resulta muy interesante, pues ha dado lugar a numerosas controversias a lo largo del ya más de medio siglo de vida del Fondo, pero a causa de la necesaria limitada extensión de este trabajo no podemos analizarlo con más profundidad. Para un estudio más completo, consultar “La condicionalidad en el Fondo Monetario Internacional” por C. Ceña, M. Varela y J. Zambrano en M. Varela (Coordinador, 1.994)
La primera reunión anual del Consejo de Gobernadores se había celebrado en Washington en septiembre de 1.946.
Este será uno de los puntos en los que no nos podremos detener por los problemas de extensión. Para un relato más pormenorizado de dicha situación de escasez de dólares en estos primeros años de funcionamiento del sistema, ver James, H. (1.996) y Varela (1.984), lección 7.
El estudio de la actuación de ambas instituciones resulta muy interesante, mas por cuestiones de extensión en este trabajo no podemos detenernos en un análisis pormenorizado de dicha actuación, pues nuestro principal objeto de estudio es el papel del Fondo Monetario Internacional. Por ello nos limitaremos a referirnos a estas instituciones. Para una revisión más profunda, recomendamos especialmente ver H. James (1.996) pag. 95 y ss. “European Payment Union in Practice” y A.G. Kenwood y A.L. Lougheed (1.995) pag. 412 y ss. “Acuerdos monetarios europeos Acuerdos regionales de pagos”.
Es importante señalar que en 1.952, el FMI crea los créditos “stand by”, los cuales irán adquiriendo mucha importancia a lo largo de los años, pues permite saltarse los límites estrechos que el convenio impone a las operaciones a realizar por un país.
Per Jacobson, “International Monetary Problems, 1.957-1.963”, Washington, FMI, 1.964, pág. 271.
International Monetary Arrangement, 1.964. Fueron algunos economistas de nacionalidad francesa como J. Rueff, inspirador del presidente De Gaulle sobre el tema y políticos también franceses los que señalaron esta circunstancia. También se les suele denominar “Smithsonian Agreement”, pues la reunión de los delegados del G-10 se celebró en la Smithsonian Institution de la capital estadounidense. Las nuevas paridades que se establecieron se pueden observar en los Informes anuales del FMI de los años 1.972 y 1.973.
Los datos exactos de las dos devaluaciones del dólar USA son:
Primera
Fecha efectiva: 20 de diciembre de 1.971
Fecha legal: 8 de mayo de 1.972
Antes: 1 dólar = 0,888671 gr. Oro = 1DEG
Después: 1 dólar = 0,818513 gr. Oro = 0,92105 DEG
Devaluación del dólar frente al oro y DEG = 7,89%
Segunda
Fecha efectiva: 15 de febrero de 1.973
Fecha legal: 18 de octubre de 1.973
Antes: 1 dólar = 0,818513 gr. oro = 0,92105 DEG
Después: 1 dólar = 0,736662 gr. oro = 0,82894 DEG
Devaluación del dólar frente al oro y DEG aprox. = 10%.
. El Fondo las clasifica como “en régimen corporativo”.
El Fondo Monetario Internacional en el sistema de Bretton Woods.
LA RENUNCIA SOVIÉTICA AL F.M.I.
Para aquellos que creían en una institución genuinamente universal que condujera el comercio y la paz mundial, la participación soviética era esencial. A principios de 1.944, H.D.White había propuesto un importante crédito para la URSS a cambio de materias primas necesarias como base para continuar la colaboración entre los dos gobiernos en el período de posguerra.
En diciembre de 1.945, los representantes soviéticos del Ministerio de Asuntos exteriores y el Ministerio de Comercio Exterior, firmaron un memorandum enfatizando las ventajas de pertenecer a las nuevas instituciones:
Pero Stalin consideraba que detrás de todas estas instituciones eran instrumentos para lograr fines nacionales específicos. Si los Estados Unidos estaban interesados en promoverlas, la URSS debía desconfiar. Sólo un gran crédito gubernamental (como el concedido a Gran Bretaña) podía ser una adecuada compensación por la participación soviética.
Probablemente hubo consideraciones adicionales. Stalin estaba preparando (en secreto) una reforma, la cual incluía un cambio en el valor interno y externo del rublo. La pertenencia a una institución internacional podía interferir en ella. Además, la confidencialidad de la información económica se estaba convirtiendo en una de sus mayores obsesiones.
Por todo ello, el memorandum preparado por el Ministro soviético de Asuntos Exteriores, Vyacheslav Molotov, el 29 de diciembre de 1.945 fue muy diferente al anterior, resaltando todos los aspectos señalados. De acuerdo con esto, finalmente, Molotov notificó al representante norteamericano George Kennan que por el momento, la URSS no suscribiría los artículos, lo cual se podría considerar como el inicio de la “Guerra Fría” según H. James (1.996). Kennan afirmó que la renuncia soviética se sustentaba en su creencia en que los conflictos eran inherentes a la naturaleza del Capitalismo y no se podían resolver bajo los términos de compromisos de paz.
EL ACUERDO GENERAL DE PRÉSTAMOS
A partir de 1.958, cuando como hemos visto se declaró la convertibilidad de las principales monedas europeas, se terminó con el angustioso problema de la posguerra: la escasez de dólares. Fue precisamente entonces cuando empezaron a funcionar los llamados “eurodólares. Pero el problema de la liquidez persiste.
El Fondo solía emplear dos criterios para medir la necesidad de liquido internacional. Uno era comparar las reservas disponibles con el nivel de las exportaciones mundiales. Otro consistía en poner en relación las reservas con el total de los desequilibrios en las balanzas de pagos, sumando superavits y déficits sin tener en cuenta su signo. Según ambos criterios, se hacía preciso aumentar de alguna manera la liquidez mundial.
De ahí que, en los primeros años de la década de los sesenta, proliferasen diversas propuestas. La más seria fue la del G-10 (grupo de países formado por Estados Unidos, Francia, Alemania, Reino Unido, Italia, Japón, Suecia, Bélgica, Canadá, Holanda y Suiza), precisamente constituido el 24 de octubre de 1.962, con ocasión de la entrada en vigor del Acuerdo General de Préstamos, por un período de cuatro años prorrogables (y que aún está presente). Este Acuerdo suponía que si algún país solicitaba una transacción del FMI y este no podía responder a ella debido a su gran magnitud, podía recurrir al Acuerdo para hacerla frente. El procedimiento sería el siguiente:
Este Acuerdo significaba un reforzamiento de la posición del Fondo dentro del sistema y de las monedas de reserva, pero el volumen total de recursos que proporcionaba era muy poco significativo si el país que precisaba la ayuda era Estados Unidos. La cantidad comprometida por el G-10 en un principio fue de 6.200 millones de dólares. Esta cantidad con el paso del tiempo ha ido aumentando, alcanzando en 1.995 los 28.000 millones de DEGS y uniéndose otros países al Acuerdo.
Por eso, era necesario algún otro nuevo mecanismo.
LOS DERECHOS ESPECIALES DE GIRO
(Special Drawing Rights)
En la Asamblea anual de 1.963 en Washington el Presidente de Estados Unidos J.F. Kennedy anuncia el firme propósito de su país de secundar los trabajos para la creación de nueva liquidez internacional.
Dentro del G-10 se habían originado tensiones. Estados Unidos defendía la creación de la nueva unidad no sólo como unidad de cuenta, sino también como moneda de reserva y habilitada, por tanto, para pagos internacionales. Francia pugnaba por la elevación del precio del oro, antes que crear una nueva moneda internacional. Por otra parte, los Estados Unidos y el Reino Unido tenían grandes déficits en sus balanzas de pagos, dado que las reservas se estaban formando a base del dólar y de la libra esterlina en aquellos años. Los países de la CEE -de la que entonces no formaba parte el Reino Unido- querían ver liquidados, o al menos disminuidos, tales déficits antes de poner en circulación la nueva moneda.
Por otro lado, también existía controversia sobre si la nueva unidad de reserva se parecería al dinero, o sea, no estaría sujeta a reembolso como proponían los americanos o bien se parecería al crédito y estaría sujeta al reembolso -tesis francesa-.
Uno de los aspectos esenciales de las discusiones era si la nueva unidad podría ser utilizada por todos los países del Fondo (tesis sostenida por su Director Gerente de la época, señor Schweitzer) o sólo por los países del G-10. Finalmente la nueva unidad quedaba abierta a todos los miembros del Fondo.
En la reunión anual del Fondo celebrada en Río de Janeiro durante el mes de septiembre de 1.967, los delegados llegaron a un acuerdo sobre los principios generales para la creación de un nuevo tipo de liquidez internacional. En esta reunión se aprueba un Plan de un sistema basado en los Derechos Especiales de Giro (este nombre se eligió con deliberada ambigüedad con el fin de conseguir una aprobación general del plan.) y se elabora un texto enmendado del Convenio de Bretton Woods, el cual consta de cuatro nuevas secciones con trece artículos. La mayoría requerida para su aprobación se alcanzó en mayo de 1.968. A continuación se produce el proceso de ratificaciones por los diversos países, hasta alcanzar el doble requisito de 4/5 del poder total de voto (alcanzado el 20 de julio de 1.969) y de 3/5 de países adheridos a la enmienda (alcanzado el 6 de agosto de 1.969). Ambas fechas se suelen dar indistintamente como entrada en vigor de los DEG.
Se buscaba un sistema que no estuviese físicamente ligado al oro (aunque sí legalmente). Sin embargo, quedó ligado al dólar. Pareció suficiente que no estuviese ligado al déficit exterior norteamericano, es decir, que la creación de DEG no incrementase ese déficit.
Los DEG son, pues, un activo emitido en cierto modo por el Fondo a la manera en que los bancos centrales emiten billetes. Más bien habría que hablar de reparto. El Fondo asigna DEG, es decir, los coloca a nombre de cada país en una cuenta abierta ex profeso en el Departamento de DEG, a los miembros partícipes. Esta asignación (allocation) se hace en proporción a la cuota.
La asignación de DEG no es un crédito. Los países partícipes no tienen obligación de devolverlos. Es una creación de dinero, aunque es un dinero de circulación muy restringida. No estar sujeto a reembolso, pero sí a “reconstitución”.
El 1 de enero de 1.970 se hizo la primera asignación por un total de 3.414 millones de DEG, distribuidos entre 104 países a razón del 16,8% de la cuota de cada uno. Esta primera asignación formaba parte de un plan de tres años y se completó con las asignaciones segunda y tercera que tuvieron lugar el 1 de enero de 1.971 y 1.972 respectivamente. En conjunto, el primer plan de asignaciones ascendió a 9.300 millones de DEG, cantidad que sobre un total de reservas mundiales del orden de los 200.000 millones de DEG constituía una parte muy pequeña. Para que los DEG se convirtieran en un importante activo de reserva, se necesitaba una política constante de asignaciones de DEG, acompañada de una simultánea y proporcional reducción del oro como activo monetario (desde entonces, esta cantidad ha ido incrementándose, siendo que, en 1.995, las posiciones de reserva en el FMI-33.700 millones de DEG- y los DEG disponibles-19.500 millones- suman 53.200 millones de DEG que eran en este año los activos de reserva relacionados con el FMI. Las reservas totales, incluido el oro, se elevan a 1,0288 billones de DEG, según el Informe del Fondo correspondiente a 1.995).
Al principio, la unidad equivalía al contenido de oro de un dólar americano anterior a 1.971, 0´888671 gramos (Primera enmienda XXI,2). Después de las devaluaciones del dólar de 1.971 y de febrero de 1.973, a las que nos referiremos más tarde al explicar el fin de la era de Bretton Woods, el valor de un DEG y de 1´2063$ llegaron a ser teóricamente iguales. El 1 de julio de 1.974, el DEG se volvió a definir como el valor de una “cesta” que contenía determinadas cantidades de 16 monedas, las más usadas en el comercio mundial. (By- Laws, Rules and Regulations, Rule 0-3. Ed. 32, 10 de julio de 1.974, pág.54.). Y así un DEG equivale a 40 centavos de dólar, 38 pfennings de marco, 4,5 nuevos peniques de libra esterlina,44 céntimos de marco francés,26 yenes, 47 liras, 1,1 pesetas, etc. (Al entrar en vigor la segunda enmienda, el fondo modificó la cesta en base a los datos del quinquenio 1.972-1.977. Entraron el riyal saudí y el rial iraní y salieron de la cesta la corona danesa y el rand sudafricano):
A los tipos de cambio vigentes el 31 de enero de 1.975, un DEG valía 1,2389$. Esta valoración corresponde a un día determinado. Diariamente el FMI da la cotización del DEG en las principales monedas, lo cual depende obviamente del curso de los cambios entre el dólar y el resto de las monedas de la cesta.
¿Cómo funciona el mecanismo?
Las transacciones en DEG podían ser de dos tipos: por designación del Fondo (Segunda enmienda XIX,2ª) o mediante acuerdo entre dos países (Segunda enmienda XIX,2b.)
Cuando un país deficitario necesita girar contra sus reservas internacionales, puede transferir parte de su saldo de DEG a otros países con el fin de obtener su moneda o dólares u otras monedas para venderlas en el mercado de divisas para apoyar su propia moneda. El FMI designa a los países que deben aceptar transferencias de DEG y a los que deben suministrar monedas a cambio. L.B. Yeager (1.984) pág. 733 indica una de las primeras de estas operaciones:
“Una operación de apoyo similar que sirve como ejemplo es el primer uso de DEG que hizo Estados Unidos en mayo de 1.970 cuando vendió 10 millones de unidades a los países Bajos y a Bélgica a cambio de dólares que ellos poseían. El objetivo de esta acción, junto con una compra regular de 150 millones de dólares de florines y francos belgas al FMI, era absorber dólares que los países bajos y Bélgica podrían haber intentado canjear por oro americano”
La fuerza de los DEG se deriva de la obligación de los participantes de aceptar transferencias de DEG y proporcionar monedas a cambio. Los países tienen algunos incentivos pequeños para aceptar transferencias incluso cuando se hayan sobrepasado las cantidades que exigen las reglas. Los DEG contienen una garantía de valor en oro. Un participante obtiene un interés por sus DEG y paga una sobretasa por su asignación acumulada neta. Por lo tanto, un país que ni hubiera transferido parte alguna de su asignación ni aceptado transferencias de ningún DEG adicional, ni pagaría ni recibiría intereses (en un principio los intereses eran de un 1,5%).
La primera enmienda incluyó una cláusula de reconstitución, que impide que un país gaste alegremente sus DEG. Puede gastarlos en su totalidad, pero debe readquirirlos de modo que a lo largo del período básico retenga en cuenta como promedio un cierto porcentaje de su asignación. El porcentaje decidido en la primera enmienda fue de un 30%. Este mismo porcentaje fue retenido en la segunda enmienda. Para reconstituir, un país suele adquirir los DEG que necesita del mismo Fondo, el cual se los facilita de los que mantiene en la Cuenta de Recursos Generales. Si el Fondo no tuviera DEG suficientes, entonces el país con obligación de reconstituir, habrá de acudir a algún país “designado”
EL POOL DEL ORO
Durante el mes de marzo de 1.961, de forma verbal los bancos centrales de los países más importantes se comprometieron a no comprar oro a un precio superior a 35,17 dólares la onza, precio que era el resultado de sumar el precio oficial y los gastos de flete, seguro y comisión.
En octubre del propio 1.961, ocho bancos centrales y el Banco Internacional de Pagos de Basilea crean el denominado pool del oro, acuerdo por el cual se comprometen a coordinar sus actuaciones para estabilizar la cotización del oro en el mercado londinense. El Banco de Inglaterra actuaba como agente del pool . Un 50% del oro necesario saldría de la Reserva Federal y el otro 50% del resto de bancos. Si el ataque especulativo era sobre el dólar, los Estados Unidos se harían cargo del 100%.
Durante su breve existencia el pool funcionó satisfactoriamente, pues las diferencias entre las cotizaciones máxima y mínima decrecieron notablemente hasta 1.968, pues es día 17 de marzo de este año, se produjeron fuertes pérdidas de oro y el pool desaparece. Entonces asistimos a la existencia de un doble mercado de oro: uno con las cotizaciones oficiales de los bancos centrales y otro privado e independiente de dicha cotización oficial. Este doble mercado pervivió hasta 1.971, cuando, como veremos en el siguiente apartado de este trabajo, el sistema creado en Bretton Woods estaba llegando a su fin.
LOS SWAP ENTRE BANCOS CENTRALES
Como señala M. Varela (1.996), “Estados Unidos intentó frenar el drenaje de sus reservas oro, que se producía al atender peticiones de conversión de dólares mediante el establecimiento de acuerdos con diversos países con objeto de corregir una situación que se caracterizaba por unos pasivos a la vista crecientes, a los que debía hacer frente con unas reservas de oro que sufrían continuas e importantes reducciones”
Desde 1.962 Estados Unidos comienza a negociar acuerdos bilaterales de crédito o acuerdos swap, a través de los cuales obtiene los recursos necesarios para intervenir en los mercados de divisas en operaciones al contado y a plazo. El swap consiste en la compra o venta de divisas al contado contra la venta o compra de dichas divisas en el futuro. Tan solo permiten un margen adicional de crédito, por lo que debían ser utilizados para financiar déficits temporales de balanza de pagos, no permanentes. El FMI, en principio reticente a este mecanismo, acabó considerándolos un instrumento fundamental de la cooperación entre autoridades monetarias. Los acuerdos swap entre bancos centrales continúan existiendo hoy en día, constituyendo un mecanismo típico de cooperación entre dichos bancos.
Jim Puplava habla con James Dines sobre su último libro Goldbug: la segunda gran depresión, la crisis monetaria, la hiperinflación. Registrada el 20 de febrero de 2010.
En Bretton Woods nacerían dos instituciones hermanas (el FMI y el Banco Mundial) cargadas inicialmente de buenas intenciones pero que en el curso de los años mutarían en organismos degenerados de destrucción masiva.
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