"Es lo que hay.." constituye hoy día una marca de estado de ánimo que permanece y prolifera entre las almas de nuestra entera comunidad social.
Desgraciadamente uno no termina la jornada sin tener que escuchar la desafortunada expresión al menos una vez de la boca de algún ser cercano o familiar.
Parece no ser demasiado presuntuoso afirmar que la realidad de nuestra época, muy a menudo, se confunde con episodios similares a los descritos en las novelas de Stephen King, los guiones de Alfred Hitchcock o, incluso, las visiones espeluznantes que nos describe James Wan en la multiplicidad de trabajos que han desarrollado para la industria cinematográfica.
A pesar de encontrarnos cómodamente repantingados sobre la butaca de una de esas carísimas salas que hoy se encuentran en fase de extinción, las sensaciones que experimentamos en cada uno de esos tres casos particulares, así como en muchos otros más, son momentos aterradores, escalofriantes e, incluso, sobrecogedores. No obstante y muy pesar de ello, desembolsamos en taquilla el equivalente a un buen almuerzo para experimentar emotivamente las nutritivas sensaciones del pavor horrorizante que se desarrolla sobre la ventana iluminada de esa otra realidad.
A pesar de encontrarnos cómodamente repantingados sobre la butaca de una de esas carísimas salas que hoy se encuentran en fase de extinción, las sensaciones que experimentamos en cada uno de esos tres casos particulares, así como en muchos otros más, son momentos aterradores, escalofriantes e, incluso, sobrecogedores. No obstante y muy pesar de ello, desembolsamos en taquilla el equivalente a un buen almuerzo para experimentar emotivamente las nutritivas sensaciones del pavor horrorizante que se desarrolla sobre la ventana iluminada de esa otra realidad.
Ciertamente el masoquismo y perversión que demostramos con ese acto, sin duda asiste constructivamente a la mente en el periplo que describe nuestra creatividad, precisamente para poder percibir rasgos de contraste negativo en una consciente, paralela y más tangible realidad. Ahora bien, quizá busquemos, sin pensarlo, cierta disparidad en el sadismo para un momento dubitativo dentro del panorama real y, de esta forma, nos forzamos a visionar un marco más positivo por contraste para poderse aplicar sobre nuestra capacidad de alcanzar una objetividad más coherente y racional.
Lo que es probablemente incontestable es que el materialismo verdadero juega cada vez un papel más ponderado sobre la acción que discurre en la proyección de ese proyectado más allá, pues la amalgama de objetividad e inexistencia mezcla uniformemente las sendas concluyentes y traza un camino que conjuga, analiza y nos concluye en la idea que nos muestra el más puro sentido de la verdad real.
Por esa razón, más vale proponerse un buen esfuerzo para con todo nuestro entorno y nos forcemos a exteriorizar ese urgente carácter positivo que nos va a catapultar, en un breve instante inesperado, a esparcir el preciado polvo de la bondad por toda la estratosfera del compendio global social. Mas no olvidemos que dichas "pantallas" refractoras sólo son superficies bidimensionales que muestran cierta perturbación de nuestra realidad, la cual es objetivamente cuatridimensional, y sobre ella viene la realidad disparada desde una potente bombilla alimentada por energía originada desde una perturbada irracionalidad.
Un incierto y viejo sabio acuño en su día la expresión: "es mejor morir de pie que vivir de rodillas", atendamos a su mensaje y pongámonos a trabajar, por una mejora en este mundo que no suponga robarles los derechos más fundamentales a todos los demás.
¿Cambiar el rumbo de esta sociedad? Se deben incinerar las "pantallas" de la irracionalidad y buscar el rumbo certero hacia donde caminar..
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