El sr. Juan A. Cabrera comenta en el diario Progresista de hoy:
"En 2007 había en España 2.294 empresas públicas; en 2011 había 255
más. En este momento no sé cuántas hay; simplemente no hay forma de
saberlo con certeza. ¿Cuántas son realmente necesarias? Igual me paso,
pero más de la mitad solo sirven para gastar dinero, eludir obligaciones
públicas, duplicar tareas y agradecer favores y cosas así. Pierdan
cuidado, si se cierran muchas de ellas o se adelgazan sus consejos de
administración y otras mamandurrias eso no incrementará sensiblemente
las cifras de paro; y, sin embargo, el ahorro sí puede ser considerable.
Y ¿qué me dicen de las embajadas regionales en el exterior? Hay unas
300 representaciones comerciales que se solapan con el Icex. Un esquema
parecido se reproduce en la promoción turística.
¿Cuántos políticos, asesores, asesores de asesores, cargos de
confianza, etc hay en España? Ya me gustaría saberlo. Si uno bucea por
ahí llega a la conclusión de que una cifra ponderada podría ser la de
unos 300.000 cargos; sí, circula por ahí un numero bastante más elevado
pero, la verdad, no me parece muy fiable y cargado de intención. ¿Y son
muchos o pocos? Pues juzguen ustedes mismos: somos el país de Europa con
más cargos públicos en cifras absolutas.; recuerden: en cuanto a
empleados públicos, en la mitad de la tabla ¿Demagogia? Ustedes mismos.
No hemos tenido todavía la fortuna de conocer en detalle la mayoría
de las 217 medidas que Rajoy asegura contiene su reforma, pero
¿apostamos a que ninguna se refiere a modificaciones drásticas en el
estatus quo que acabo de resumir?"
No hace falta plantear el discurso coherente como demagogia, aunque la intención sea buena, porque no es necesario buscar la controversia de una forma impositiva y tan directa.
Es sobradamente conocido, gracias a las informaciones que recibimos de este diario y otros medios razonables del país, que en España las cosas del sistema van acordes con la capacidad de respuesta que tenemos desde la sociedad.
Hasta que el concepto de inteligencia no evolucione de forma palpable, los de arriba, con mayoría absoluta o sin ella, continuarán desplazando las riquezas hacia un fondo colectivo minoritario porque apenas topan con ningún obstáculo en el camino que traslada sus ganancias a sus propias arcas individuales, inalcanzables por la comunidad. Por si ello fuera poco, los dirijentes actuales no sólo no toleran la igualdad, sinó que hacen lo posible por desestabilizar cualquier conato de equilibrio que surja en el panorama evolutivo.
Es por ello que las garantías de solvencia equitativa de nuestra sociedad se destruyen irremediablemente debido a las discapacidades intelectuales de los integrantes de la misma, los que en su día, manifiestaron sus claras preferencias en los últimos comicios bajo claro un estado mental vulnerable e incapacitado del rigor necesario para establecer su criterio necesario de futuro de una forma coherente y racional.
De todas formas, utilizando la sabias palabras de Salva Artacho:
Algo que desde este modesto rincón de mundo, aplaudimos y compartimos con una firmeza incondicional.
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Es sobradamente conocido, gracias a las informaciones que recibimos de este diario y otros medios razonables del país, que en España las cosas del sistema van acordes con la capacidad de respuesta que tenemos desde la sociedad.
Hasta que el concepto de inteligencia no evolucione de forma palpable, los de arriba, con mayoría absoluta o sin ella, continuarán desplazando las riquezas hacia un fondo colectivo minoritario porque apenas topan con ningún obstáculo en el camino que traslada sus ganancias a sus propias arcas individuales, inalcanzables por la comunidad. Por si ello fuera poco, los dirijentes actuales no sólo no toleran la igualdad, sinó que hacen lo posible por desestabilizar cualquier conato de equilibrio que surja en el panorama evolutivo.
Es por ello que las garantías de solvencia equitativa de nuestra sociedad se destruyen irremediablemente debido a las discapacidades intelectuales de los integrantes de la misma, los que en su día, manifiestaron sus claras preferencias en los últimos comicios bajo claro un estado mental vulnerable e incapacitado del rigor necesario para establecer su criterio necesario de futuro de una forma coherente y racional.
De todas formas, utilizando la sabias palabras de Salva Artacho:
"..Buenas
ideas, buenas reflexiones y buenas conclusiones: hay una respuesta
popular en marcha y que difícilmente va a ser detenida por mucho que se
quiera ajustar o rebajar la presión a la olla social.
Pero
lamentablemente todavía son más los que salen a festejar los éxitos de
la pelota, las patadas en la espinilla o los agarrones traicioneros.
Son más los que dan su voto confiado a la mentira aunque luego se lamenten.
Son
más los que van abandonando la feroz, despiadada y dogmática iglesia,
excepto para las primeras comuniones de sus hijos, las bodas y los
entierros propios.
Son
más los que les gustaría estar "colocados" en posición de recibir
regalos y prebendas, de ahí que las encuestas sigan pronosticando éxitos
electorales a los que merecen el mayor rechazo social y político.
Son
más los que ríen la gracia del miserable patrón, aceptan prolongaciones
de jornadas laborales y las horas extras mientras sus hermanos están en
el paro.
Son
más los indiferentes y despreocupados ciudadanos que no se mueven
contra la presencia del ejército en guerras que nada tienen que ver con
nosotros.
Son
más los que no leen pero les gusta que les cuenten cuentos de príncipes
y princesas o se tragan las nimiedades de la caja tonta.
Son más los que se "creen" apolíticos y hacen dejación en favor de los cuatreros.
Son más los que...
Sin
embargo, algo empieza a moverse y la esperanza que origina esa
movilización “in crescendo” es una preñez que todo apunta llegará a un
feliz parto".
Algo que desde este modesto rincón de mundo, aplaudimos y compartimos con una firmeza incondicional.
Feliz día a todos.
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