Por Sabino Cuadra Lasarte
Hace unos meses, la noticia de un suicidio producido
en Grecia dio la vuelta al mundo. Se trataba de Dimitris Christoulas,
quien pocas horas antes escribió lo siguiente: “Pongo fin a mi vida para
no tener que hurgar en la basura para subsistir”. En Grecia, en tan
solo tres años, el número de suicidios se ha duplicado. Antes, este país
estaba en la cola de Europa en el ranking correspondiente, pero ahora
encabeza el medallero olímpico en suicidios.
La basura a la que
se refería Dimitris podía ser la contenida en cualquier supermercado de
esas grandes cadenas que cada vez nos envuelven más. Podía ser, por qué
no, la de esos Carrefour o Mercadona puestos en la picota por la acción
ejemplar del Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT). En el Estado
español se desconoce la evolución de los suicidios en estos últimos
años, pero es muy probable que estemos parejos con los griegos. A nadie
del Gobierno parece preocupar esto sin embargo. La acción del SAT, sí.
Ayer mismo, en París, una persona se quemó a lo bonzo después de que
los servicios sociales le comunicaran la denegación de su solicitud para
acceder a unas prestaciones sociales. Aquí, mientras tanto, los
subsidios por desempleo cada vez se recortan y reducen más, mientras
suben el IVA, la luz y el gas y bajan las prestaciones sociales y se
implanta el copago en la sanidad pública. Nadie, aún, se ha quemado a lo
bonzo. ¡Al tiempo!
El ministro de Interior, tras conocer la
noticia del asalto alimentario de dos los supermercados por parte de
afiliados del SAT, ha afirmado eso tan profundo de que “la gente lo está
pasando mal, pero el fin no justifica los medios”. Pues bien, sr.
Ministro, ¿de qué fin y qué medios nos habla Vd.?
Para el PP la
lucha contra el déficit es el fin supremo que justifica la aplicación de
cualquier medida: subidas del IVA, reducción de las prestaciones por
desempleo, aplazamientos en la ampliación del permiso de paternidad o en
la mejora de la pensión de viudedad, recortes en educación y sanidad,
moratoria en la puesta en marcha de la ley de dependencia, copago
sanitario,… Se convierte así la deuda privada de bancos y empresas en
deuda pública a través de una política de ayudas generalizadas a los
primeros (préstamos, avales, amnistías fiscales, guaridas SICAV,…) y del
pago de todo lo anterior con los ahorros derivados de todo tipo de
recortes y agresiones sociales en los terrenos educativos, sanitarios,
sociales, laborales, etc…
La celeridad en anunciar detenciones
por parte del ministro contrasta con su política indulgente para con el
fraude de Bankia, las multinacionales del IBEX 35 afincadas en paraísos
fiscales, la mafia del cemento que ha escondido sus escandalosos
beneficios en negros calcetines, las grandes fortunas y los parasitarios
rentistas que han hecho otro tanto o, finalmente, los distintos
urdangarines que campean por recepciones, saraos y torneos varios
pillando un mucho de todo…. No solo eso, sino que a todos ellos brinda
la faena el ministro y les dedica su más cariñosa amnistía fiscal. “Lo
suyo puede arreglarse”, parece querer decirles…., “pero lo de esa gente
del SAT es insultantemente delictivo y no puede permitirse”.
Cuando un empresario tiene pérdidas en su negocio o ve reducirse su
nivel de ventas, la ley le permite descolgarse del convenio colectivo
que firmó y no cumplirlo. Nada de eso sucede cuando una familia ve
disminuir su nivel de ingresos. Ésta nunca podrá alegar esto como causa
legal para aplazar sus pagos hipotecarios o descolgarse de aquel
contrato usurario al que le sometió un banco sin escrúpulos. La ley
siempre comprende los “problemas” del patrón, nunca los del currante.
Para la Banca, guante de seda, para quien no paga su hipoteca, patadón y
desahucio. Esta es la escala de valores del PP. El banquero y el
empresario son dioses, la gente de a pie poco menos que nada.
Entre los dos supermercados asaltados, Mercadona y Carrefour, copan el
40% de las ventas del sector en el Estado español. Desde esta posición
de privilegio, estas cadenas imponen a los agricultores y productores
que les abastecen precios de miseria (los precios pagados en origen por
los productos agrícolas se multiplican por diez cuanto llegan a las
estanterías de estos supermercados) y a sus trabajadores sueldos de
escándalo. El propietario de Mercadona, Juan Roig, es la tercera fortuna
del Estado y ha avanzado en el último año 170 puestos en el ranking
mundial de los más grandes millonarios. No parece que el negocio se le
vaya a hundir por cuatro carros de alimentos.
La concepción
sagrada de la propiedad privada es el pilar principal sobre el que se
asienta esta sociedad y el ánimo de lucro la gasolina que alimenta la
economía. Para el Gobierno, los medios que posibilitan fortalecer lo
anterior son buenos; los que se oponen a ello son malos y condenables.
Desde esta perspectiva, empresas líder como Mercadona y Carrefour son
símbolo de las virtudes del sistema. Algo a defender por encima de todo.
El SAT, por el contrario, poco más que una banda de delincuentes.
El PP nos ha dicho en alguna ocasión que las reivindicaciones del 15-M,
las de los mineros, las del SAT…, son todas ellas legítimas y
comprensibles. Eso sí, dejando bien claro que la calle es suya y
Mercadona de Juan Roig. Es decir, si los indignados ocupan plazas, los
mineros cortan carreteras y los del SAT expropian carros de alimentos,
allí estará la Policía para impedirlo. Las libertades plenas solamente
existen hoy para el capital y los fondos de inversión, que no para las
personas y sus colectivos. Para los primeros, todos los derechos, para
las segundas, todas las restricciones posibles.
La tasa de
pobreza existente en el Estado español es la más alta de la Unión
Europea, solo superada por Rumanía y Letonia, y existen más de 600.000
hogares sin ingreso alguno, ni salarial, ni social, un 35% más que en
2008. Existen, pues, 600.000 razones para defender la acción del SAT,
pues lo realmente delictivo y socialmente criminal es la política de
gobiernos como el del PP y negocios como Mercadona y Carrefour. Ni más,
ni menos.
Gracias Ale
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No es propio de un colectivo organizado como el S.A.T. (Sindicato Andaluz de Trabajadores) el generar, potenciar y ayudar a perpetrar un acto delictivo con la finalidad de lanzar un claro mensaje al público. Las consecuencias de semejante ejercicio pueden fácilmente provocar una hecatombe social en estos tiempos de una estabilidad tan vulnerable. Vivimos sumidos en una histeria provocada, todo es posible.
Cierto es que las estadísticas de pobreza en nuestro país crecen a diario, alcanzando ya niveles alarmantes, gracias a las conocidas decisiones unilaterales del gobierno que abaratan significativamente las aportaciones de los ricos a las arcas del estado y encarecen la vida de los menos ricos, mediante la subida de los impuestos y el encarecimiento de la vida. Pero dar ejemplo con el acto de robar no es válido. Es un concepto que no entra en juego con la ética y no lo deberíamos tolerar.
En teoría..
No obstante, citando las sabias palabras de nuestro querido Professor:
".. El identificar ley con moralidad y/o con rectitud democrática es ignorar o desconocer el papel de la ley en reproducir un sistema injusto y escasamente democrático, como es el español. Lo que han hecho aquellos sindicalistas es, en un acto de desobediencia civil, mostrar la situación dramática en la que se encuentran más de un millón de familias españolas que viven en situaciones miserables (que creíamos habían ya desaparecido en España), resultado de unas políticas públicas frente a las cuales la única actitud de decencia democrática es la de rebelarse frente ellas. Hay que agradecer a tales sindicalistas que, con tal acto, la sociedad española se concienciara del impacto que tales políticas están teniendo en nuestro país".
Así pues, según nuestros ilustres consejeros, deberemos aplaudir esta acción del S.A.T. y mañana todos acudiremos a robar al Carrefour y al Mercadona 400€ en comida al mes. Sus gerentes poséen lo suficiente como para alimentarnos a todos nosotros durante mucho tiempo. Estoy seguro que esta es la razón por la que se despiertan cada día y trabajan como perros rabiosos de ambición desde hace ya unos años, para repartir el beneficio entre el colectivo de los estancados.
Tomémonos unos minutos y recapacitemos, ellos (los ricos) no son los culpables de este destino desconfraternizante. Si viven mejor es por que han evolucionado de forma exitosa en una sociedad consumista gobernada por el dinero. ¿Por qué en tiempos de gloria apenas se oían las flautas de la igualdad? Por que la afectación de los recortes afectaba a la minoría de los estancados de siempre. Recordemos por un momento quién
obtuvo la mayoría de votos en las últimas elecciones. El culpable de todo lo que
ocurre yace en cada uno de los que deambulan desenfocados por la vida por propia comodidad, por su falta de esfuerzo en ponerse unas lentes e, incluso, utilizar lo que cobija el cráneo. La gran mayoría de toda nuestra sociedad.
Además, estimados caballeros (S.C.L. y V.N.), la revuelta social no se genera con tan humilde acto de ratería. Exige un cierto nivel de contundencia, el propio de tiempos en los que la falta de recursos sociales del pueblo iba a la par con el carácter totalitario y aplastante del estado.
Todavía nos queda aire en los pulmones.., no tengan la menor duda que van a seguir apretando.
Insisto, si queremos que esto gire 180º nos hacen falta actos con bastante más contundencia.
Tengan paciencia caballeros, álguien desesperado y con dos cojones saltará pronto a la palestra y desencadenará la acción necesaria que propiciará el verdadero acto reivindicativo de los derechos a una vida digna para el pueblo. Y cuando llegue.., ¡todos a tumbarse al cálido sol español!
Todo llegará a su debido tiempo, cojan aire mientras tanto..
(..)