recogida de una actualidad con el ánimo de archivo y la opinión personal

lunes, 16 de noviembre de 2015

Vivir perfilando la justicia y el legado de Lazarillo





Sevilla, Juzgado de lo Penal nº5.  Un hombre fue condenado a seis meses de cárcel y a pagar una multa de 2.160 euros porque fue sorprendido construyendo una vivienda de 70 metros cuadrados sin licencia municipal y en suelo no urbanizable de la localidad de Utrera, edificación que deberá demoler a su costa pese a que en el juicio defendió que se trataba de un invernadero para setas.  Su esposa fue absuelta.

"Según recuerda la juez, la edificación "no es autorizable o legalizable", rechazando en este punto la versión dada por el acusado en cuanto a que se trataba de un invernadero, ya que "hay una construcción principal que por sus características estructurales y ornamentales no puede ser sino una vivienda, y no una cámara de frío, que por su funcionalidad nunca podría tener ventanas como las que presenta le edificación en cuestión", y que "no justificaría la existencia de un porche adornado a la entrada".

La magistrada entiende que la versión "espontánea" dada por el acusado a la Policía, cuando dijo que "estaba construyendo él mismo" un invernadero, una cámara frigorífica y un salón, "resulta mucho más creíble" que la ofrecida al inicio de las actuaciones y tras la denuncia de los hechos, momento en que afirmó que "llevaba siete años en la finca con las obras paralizadas".

«No existe derecho a la igualdad en la ilegalidad»

Respecto a la ilegalidad de la construcción, la juez asevera que el acusado "en ningún momento pidió licencia al Ayuntamiento, pues bien sabía que no podían dársela, ni exigió el otorgamiento de escritura inmediato a la compra, porque igualmente sabía que la escritura no podía otorgarse sino por el total de la finca y hasta que todas las parcelas ilegales se hubieran vendido en forma de participaciones.

Fue en noviembre del año 2003 cuando el acusado, E.R.L., y su pareja adquirieron una parcela de 2.500 metros cuadrados en el paraje 'La Dormida' de Utrera, en suelo clasificado como no urbanizable de uso común por el Plan General de Ordenación Urbana (PGOU). "Sin pedir" licencia al Ayuntamiento y "consciente de la imposibilidad de edificar en dichos terrenos", el acusado "fue sorprendido" en diciembre de 2007 "cuando levantaba" en la parcela una vivienda de una sola planta y de 70 metros cuadrados de superficie, así como una estructura metálica sin techar, contando con suministros de energía y de agua, todo ello "con la finalidad de uso como residencia"..

Igualmente, y en relación al argumento dado por el imputado de que existían otras parcelaciones y construcciones en la zona, la magistrada señala que "es de saber común que se necesitan licencias para construir y autorizaciones para los suministros", añadiendo que el Tribunal Constitucional "ha venido manteniendo que no existe el derecho a la igualdad en la ilegalidad"..




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Nada que ver, el relato arriba descrito, con la proeza que los arquitectos Anne Lacaton y Jean Philippe Vassal llevaron a cabo en Coutras, Francia en el año 2000, consiguiendo la adecuada construcción de una vivienda de 290 m2 por poco menos de 65 mil euros de capital.  

No nos es ajeno, a los oriundos de esta la tierra que tanta pasión por el soborno suscita, que alguien con la desfachatez de doblegar intencionadamente las normativas comunes salga totalmente airoso de su propósito con unas intenciones tan descaradamente corrompidas.  

La perspicacia, la sagacidad, el ingenio y la determinación que alguien demuestra a la hora de aportar escasos medios sobre algo con lo que todo el público invierte gran esfuerzo, no sirven de nada cuando la actividad dentro de la cual se concentran sus sacrificios, se mantiene regulada por una fuerza colectiva a la que uno no se puede enfrentar, la ley.  Así, las garantías de éxito del rufián deshonesto son expresamente nulas a pesar de su afilada capacidad e ingenio por doblegar las escrituras.

No obstante, existen casos como el del señor Santiago Cirujeda, un joven y "guerrillero" arquitecto sevillano, como le tildan en variados artículos de la prensa, que sí sabe cómo emancipar aquellos ápices de banalidad que constriñen los derechos dentro de las normativas en vigencia de nuestras leyes urbanas.  Éste avispado y técnico constructor, ha conseguido burlar a la justicia por los vacíos legales que descubre durante su ascenso hacia su burla sobre el sistema y a favor de los más desfavorecidos de la población.  

El botón verde de la manipulación sobre los esquemas preestablecidos, podemos convenir, sólo es visible y, por tanto, practicable para aquel que ha completado una sólida y consistente formación en el arte del quiebro en la sabiduría. 

Aunque todos nos creamos en posesión de la intuición del busca-vidas genuino, característica posiblemente tomada del personaje del Lazarillo de Tormes, en este país al igual que en todas partes, existan también dogmas a través de los cuales queden filtradas las retorcidas intenciones y se derrumben los argumentos que favorezcan la desigualdad entre individuos.

La atrofia social que a veces se nos plantea en cuanto a la amabilidad, la gentileza y la complacencia colectiva ante ciertos niveles adecuados de vida, mantiene la imposibilidad de permitirnos vivir con cierta tranquilidad.  

Hace falta desesperadamente que algo o alguien detenga el tren que transporta peligrosamente nuestra codicia y la desnaturalidad hacia los esquemas más artificiales que sólo aportan el caos social. 




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miércoles, 4 de noviembre de 2015

La evolución física de la política





En tiempos pretéritos, la figura del político surgió ante la necesidad social de paliar concretas maniobras opresivas dentro de un determinado contexto colectivo, siempre con la finalidad de mejorar la situación de la mayoría en la comunidad.  

A lo largo de la historia han surgido multiplicidad de intrépidas figuras con un elevado índice de intensidad personal, con buena firmeza de carácter, disciplina y con una solidez de criterio sólo comparable a la magnitud de aquello a lo que tenían que enfrentar sus argumentos, para dirigir por el camino positivo los ánimos de su particular compendio de sociedad.  

Precisamente esa dimensión de esfuerzo, si mantenemos esta linea definida de pensamiento puritano y positivo, sería equiparable, o bastante parecida, a la que podemos observar en los argumentos de la física newtoniana que describe: 

                  "si la resultante de las fuerzas aplicadas sobre un objeto es igual a cero, el efecto es el mismo que si no hubiera fuerza alguna. El cuerpo, por tanto, se mantiene en reposo o con un movimiento rectilíneo uniforme, es decir que no modifica su velocidad".

Si intercambiamos la "velocidad" de ese enunciado por el concepto de la "evolución en positivo" de cualquier sociedad, observaremos que las fuerzas que implementan el progreso de la política en su principio más imperativo, el fondo social, generan una fórmula precisa que condensa operaciones represivas del sistema natural elemental.  La constante de las fuerzas que intervienen empujando en la dirección hacia el futuro positivo, representa el paradigma que debemos solucionar, para obtener una línea progresiva con una constante de mejora en el fundamento de necesaria equidad.  

El ser humano posee capacitaciones diferenciadamente infinitas entre todos y cada uno de los individuos, los cuales, generalmente, nos distinguimos por alguna dependencia sobre medio natural en el que se encuentre nuestra realidad.  El concepto de "espacio-tiempo" es ahora tan fundamental que se puede incluir en las premisas de cualquier discurso político que albergue algún sentido dentro del debate racional.  De esta manera, conjugando las razones elementales que generan el desplazamiento espacio-temporal, las políticas deben renovar sus conceptos derivando las precisas soluciones desde el conjunto de la cambiante realidad.

Esa razón es, por tanto, la máxima que deberíamos aplicar para encontrar una fórmula que evalúe el talento discursivo de cualquier político en la actualidad.  Si el ejercicio se propone sobre tabula rasa, se determinará cierta discordancia deleznable en menor grado dentro de la armonía global.  El papel fundamental del político deberá ser exclusivo en contrarrestar la posibilidad de que su conjunto pierda el equilibrio y entre en un caos imponderable que trastorne al colectivo y produzca, de una forma obvia y garantizada, la inestabilidad total del sistema.

Para ello concebimos, por defecto, la constante en un entorno que en cualquier momento se puede disgregar, siempre dependiente de la situación de equilibrio que dispongan las fuerzas de empuje de nuestra demandada fórmula, ante la mayoría que constituya esa determinada sociedad.




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