recogida de una actualidad con el ánimo de archivo y la opinión personal

miércoles, 22 de febrero de 2012

MALA PRAXIS BANCARIA "en tiempos de guerra"


Mala praxis bancaria

"En los últimos años se ha generalizado la oferta de productos financieros a una clientela minorista totalmente inexperta en inversiones de cierta complejidad, sin que, en muchas ocasiones, hayan recibido una información que comprenda, no sólo las posibles ganancias a obtener, sino también las pérdidas a valorar, vulnerando incluso normativas legales como la del Banco de España o la ley de defensa de consumidores.
Por ello, en muchos casos ha habido un incumplimiento generalizado de las normas de conducta del mercado de valores, sin que se haya informado al cliente con la debida transparencia y adecuando el producto ofertado al perfil del inversor.
Particularmente, la mencionada mala práctica bancaria en la comercialización de los productos financieros se puede definir de la siguiente manera:
  • Los clientes de algunas entidades bancarias de reconocido prestigio y de predominio en el mercado financiero contrataron productos de depósitos en los que aseguraban su rentabilidad, pero dichas entidades financieras ocultaban el riesgo de las inversiones. En este sentido, los grupos de afectados coinciden en que en los productos firmados por los inversores se recogían expresiones como “bonos garantizados” o “bonos asegurados” lo que inducía  a los consumidores a error.
  • Las entidades bancarias predominantes en el mercado español han suscrito con sus clientes contratos de depósitos, contratos con garantía hipotecaria, sin explicarles las condiciones y cláusulas de las mismas, y por ello, los graves riesgos que comporta dicha contratación  y sin ni tan siquiera explicar las características o requisitos esenciales de los contratos. Además, tampoco se ha advertido de que el producto no es adecuado para el perfil del cliente, que precisamente no es un inversor dispuesto a “jugar” con su dinero.
  • Algunas entidades financieras del mercado español suscribieron con sus clientes contratos de depósitos consistentes en la cotización en un mercado secundario presentándolo como un producto rentable y seguro, cuando en realidad se corría un riesgo elevado en dicha contratación por la inexistencia de dicho mercado secundario o por la nacionalización o quiebra de algunas entidades bancarias.
Nos encontramos, pues, ante una patente comercialización agresiva de los productos entre pequeños inversores por parte de las diferentes entidades de crédito, destacando incluso que determinadas entidades utilizaban en las compra ventas una cuenta global sin la oportuna autorización previa y escrita del cliente como previene la ley.
Pero también ha existido una diversificación de las inversiones y, sobre todo, una grave desinformación al consumidor. Incluso en aquellos supuestos en que la situación de sus inversiones iba de mal en peor hasta la consiguiente quiebra, no se informó en ningún momento al consumidor de la evolución de las mismas.
Esto genera la posterior situación económica caótica para el consumidor, que debe hacer frente a una situación compleja que ni ha generado ni ha buscado, ya que el responsable último es la entidad bancaria que con su actuar negligente perjudica al inversor a costa de sus propios beneficios.
Las principales entidades bancarias de este país han incurrido e infringido los deberes de lealtad e información, perjudicando a sus clientes para agrandar sus márgenes de beneficios".

Texto: Navas y Cusí, abogados


De fácil comprensión y lectura, el texto de Navas y Cusí, abogados, nos define el caso que ha afectado a  700 mil cuentas o más en nuestro país durante la última década.  Y decimos fácil para contrarrestar el concepto de complejidad que siempre se deriva de un entorno financiero.  Pero en realidad, la situación, no fué nada compleja.

El comercial de la entidad bancaria llama a tu domicilio o aprovecha una visita a la entidad y te ofrece un "depósito" para que le saques mejor rendimiento a los ahorros que tienes en su banco.  Los ahorros que se generan para tener aliento en tiempos de asfixia.  Te asegura, verbalmente, que el producto denominado Deuda Subordinada es el mejor valor de inversión para tus ahorros pues se remunera a un nivel de intereses más alto del mercado (4-5-6%).  No tienes ningún riesgo!  Es más, si quieres recuperar tu dinero en cualquier momento tan sólo perderás parte de los intereses que te pagan (por adelantado) y la suma del total del dinero que depositas queda intacta hasta el plazo que contratas.

¿Qué haces?



Pues le dices al señor comercial que traspase todo el dinero que tienes en depósitos (donde duermen seguros a un 3% máximo de interés) a una nueva "cuenta" donde te van a dar más intereses, ¿Verdad?  Si no hay riesgo alguno y la recompensa es mucho más alta para ti serías imbécil, ¿¡no!?

Error. Y muy grave.  Pero no es culpa tuya.


Leamos el artículo de María Jesús Soto sobre Basilea III.

"En el Acuerdo de Basilea III, fué un acuerdo de mediados del 2010 entre los bancos centrales y los supervisores que se generó para reforzar la solvencia y liquidez de las entidades de crédito. Se dictó una nueva normativa.  El objetivo de la nueva normativa fué evitar crisis financieras como la que hemos vivido en estos dos últimos años, o si se produce, que sean las propias entidades las que asuman las pérdidas,  no los bancos centrales y los impuestos de los ciudadanos.

La importancia del acuerdo se centra en los requisitos de capital que deben cumplir los bancos a partir de 2019.  Los criterios actuales se han endurecido, dado que ahora se exigía en las reservas un 2% de los créditos concedidos o de las inversiones realizadas y  con la nueva normativa será del 7%.  Aunque la fecha límite de adaptación está muy lejos, muchas entidades ya están forzando cumplir las nuevas exigencias, dado que el mercado de capitales está siendo muy estricto con aquellos que necesitan liquidez y acuden al mercado en busca de la misma. Los expertos estiman que para las cajas será un esfuerzo añadido, mientras que para los grandes bancos no habrá problemas.

Aunque el ciudadano de a pie crea que esto no va con él, lo cierto es que sí que va y mucho. Para adaptarse a la nueva situación, las entidades de crédito van a tener que cambiar su modelo de negocio, de tal manera que en líneas generales, retribuirán menos por los depósitos y cobrarán más por el dinero que presten, así como por los servicios bancarios tradicionales. Al mismo tiempo los accionistas podrán encontrarse con  ampliaciones de capital así como recortes en los dividendos, que  pueden hacer caer sus cotizaciones. Ante esta situación el inversor no deberá sorprenderse de que las entidades financieras españolas intenten captar sus ahorros para su capital propio, en lugar de hacerles las recomendaciones más atractivas para obtener buenas rentabilidades a sus patrimonios, en los mercados de capitales internacionales.

Las ganadoras serán las gestoras internacionales que comercializan sus productos en nuestro país, dado que sólo ellas intentarán buscar los activos más rentables para los inversores en los distintos mercados internacionales. De hecho los últimos datos conocidos reflejan que van ganando cuota de mercado en fondos de inversión a las gestores nacionales, tendencia que seguirá  en aumento, a medida que pasen los meses y los años. El inversor español se ha despertado, yo diría de golpe, con la crisis financiera que aún están intentando resolver, y eso le ha convertido en una persona más exigente, que contrasta información, para detectar quienes realmente le recomiendan lo mejor para obtener mayores rentabilidades.
Aquellos ahorradores que sigan dejándose aconsejar por quienes tienen conflicto de intereses, es decir, los que defienden sus propios intereses frente a los del cliente, verán como sus patrimonios se estancan o reducen a lo largo del tiempo por la escasa rentabilidad y mayores impuestos. ¡Son tiempos para espabilarse o retroceder!

A sacar conclusiones...

Ya que la aprobada ley de reforma laboral, en calentito estado de discusión hoy día en nuestro país, parece que va a aumentar la competitividad individualizada frente a la supuesta acomodación en el puesto laboral, la que parece que produce un bajo nivel productivo.  Los empresarios se frotan las manos y los vagos se empiezan a preocupar.  Con esto, podemos fácilmente deducir que la persona que no genere empleos, el que sea trabajador por cuenta ajena, verá en breve como su entorno de empleo empieza a experimentar el efecto de la habitación de fermat.



¿Será así la vida en el futuro inminente?  ¡Que venga el amigo Luke Skywalker a salvarnos!  ¡Óstia no!  Que éste ha generado un síndrome de encasillamiento laboral del que huyen los actores... ¡Que sea supermán!
Mierda, este se cayó del caballo... Buff..., ¿spiderman?  ¿batman?

Lo que está claro es que ni podemos ahorrar por que los bancos y el estado nos engañan y nos roban, ni podemos trabajar a gusto y sin presiones legales y productivas por que ahora la ley adjudica el látigo al empresario con libertad de uso.  




Creo que ya lo tengo muy claro y muy a mi pesar, mi hija se irá a vivir a Australia, Argentina, o Brasil.  Europa se plantea ya como un objetivo de vida y fururo despropuesto.  En 10 años la vida en nuestro proyecto de naciones será insostenible desde el punto de vista humanitario.









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