Fracción final del artículo de Isaac Rosa: Hipotecas abusivas, valga la redundancia, en Zona Crítica
".. La ley hipotecaria no solo ha protegido a los bancos: también ha servido
para proteger al gobierno de turno, enfriando el descontento ciudadano.
Cada vez que alguien pregunta por qué no arde la calle en España con
tanta desigualdad, miseria, recortes y contrarreformas, no busquen
explicaciones sociológicas, no miren en el col_chón
familiar ni sigan el rastro de ningún opio del pueblo. La verdadera
respuesta está en esa ley hipotecaria, que mantiene la morosidad
sorprendentemente baja, y que hace que millones de personas acepten
cualquier trabajo y cualquier modificación de sus condiciones laborales,
con tal de reunir suficiente para pagar la letra de la hipoteca otro
mes más, y así seguir cumpliendo su parte del trato con el diablo".
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Que yo recuerde, nadie me puso una pistola en la cabeza para que, en su día, un servidor firmara una hipoteca. Tampoco nadie me empujó al ferviente mundo de la inversión inmobiliaria, salvo la capacidad de añadir mi solvencia a un creciente mercado al que me podía enfrentar como "inversor" que auguraba un paso certero hacia la consolidación de su propio dinero en un bien terrenal, aprovechable e infranqueable, en aquel momento, utilizando toda mi capacidad intelectual para estudiar y entender con clariad donde estábamos metiendo nuestro tiempo y trabajo futuros.
Entiendo que las condiciones de los contratos hipotecarios fueron entonces y son, ahora, muy abusivas con el solicitante y en beneficio total de la entidad bancaria. No obstante, como podemos entender de los bingos y casinos, algún provecho están obligados a sacar estos engranajes de la maquinaria consumista, la excesividad se manifiesta en duda, pero el hecho, entenderemos todos que no. Los bancos y cajas (las pocas que quedan en el panorama económico abrasivo ante la sociedad) son un negocio y como tal mantienen la estructura gracias al cargo de sus servicios. Los que acuden a pedir dinero deben saber que "juegan" con un bien de su futuro, y ese juego, como cualquier actividad de sobremesa, debe llevarse a cabo en pleno conocimiento de las reglas si uno no quiere acabar desplumado. Los mecanismos, insistimos, de sobrecargo de gananciales desorbitados aparte.
Quizá este mensaje se entienda como algo duro ante la intolerancia social que estamos generando desde esta crisis económica sectorial, pero si todos hubieramos entendido el compromiso que estábamos adquiriendo y lo que nos iba a suponer, esta recesión probablemente se hubiera dilatado de una manera más formal y tolerada en el tiempo por la sociedad. Los bancos tienen culpa, pero nosotros también.
De la misma forma, culpar al gobierno de turno no es mas que desviar el problema a una entidad dispersa para soliviantar la agonía que nos produce el no reconocer un error propio. Tampoco hemos de olvidar que a todos estos listillos los colocamos en sus sillones bajo referéndum democrático, y que sea sabido, los resultados de un 70% de participación allá por el mes de noviembre del 2011, no fueron denunciados como fraudulentos y la mayoría de la población procuró su confianza a todos los conformantes de esta agrupación de mamarrachos subyugados a la supremacía de un poder estamental superior.
Desde que este humilde servidor alcanzó la edad adulta, incluso algo antes por haber iniciado su periplo en el mundo labo_ral a una edad temprana, aprendió de la vida que nada viene sin un determinado esfuerzo. Ese sacrificio proviene de un empeño desarrollado por el interés en mejorar la calidad de vida de propia. Si dicho impulso no existe, ¿para qué complicarse la existencia adquiriendo para sí los anhelos de los demás..?
El trazado del vial rodado combinado con la potencia del motor de explosión resultan en una posibilidad de peligro inminente pero dominable si hay prudencia. Es una lección comunmente sabida antes si quiera de uno examinarse para sacarse la licencia de conducción. Por esa razón, si no sabemos conducir, jamás se nos ocurrirá salir a la mayor y rápida autopista que nos encontremos, es, simplemente, sentido común..
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