"A partir del
24 de abril de 2012 nacionales de un país distinto de España no tienen
derecho a la asistencia sanitaria por este tipo de aseguramiento por
cuanto que la concesión de la residencia en España por más de tres meses
sin actividad requiere, entre otras condiciones, que el extranjero
disponga, para sí y los miembros de su familia, de recursos suficientes
para no convertirse en una carga para la asistencia social, así como de
un seguro de enfermedad que cubra todos los riesgos en España”. Real Decreto 16/2012.
"los reagrupados con permiso de residencia solicitado a partir del 24 de abril de 2012 no tienen derecho a la sanidad".
fuente
"El asesino hipocondríaco, el Sr. Y, reune las contradictorias características de ser un asesino profesional, amoral y despiadado, y un hombre exageradamente sensible y vulnerable, que tiene o se imagina que tiene un sinfín de enfermedades físicas y psicológicas".
Pepe Aedo, enlace.
Compaginar una actividad que se origina desde la necesidad personal de ayudar a la demás gente con las actividades profesionales que se han llevado a cabo antes y despues de decretazos de la injusticia contemporanea, puede resultar muy duro, aunque más duro se planteará el futuro próximo para todos.
Un fugaz repaso por la historia, nos recuerda que Gilles de Rais, uno de los hombres más ricos de Francia, secuestró, violó y asesinó a más de cien jóvenes en el Siglo XV. Elizabeth Báthory, aristócrata húngara fue arrestada en el 1610 por torturar y matar a seiscientas jovencitas. Thug Behram, líder de la banda Thuggee de la India asesinó entre 1790 y 1830 a novecientas trenta y una personas por estrangulación. Se le reconoce como el asesino serial más grande del la historia. En 1870, un italiano llamado Eusebius Pieydagnelle confesó haber dado muerte a seis personas, tenía una obsesión sexual con la sangre. En 1888 aparece la reconocida figura de Jack el Destripador quien asesinó a cuatro o seis prostitutas en Londres, se desconoce su identidad así como la cantidad exacta de sus víctimas. Ese mismo año, en Francia, fue ejecutado Joseph Vacher por el asesinato de once mujeres y niños. En 1896 H. Colmes fue ahorcado en Filadelfia por veintisiete asesinatos. (Wikipedia).
En el presente que nos ocupa, Adri y Esme apuntan en su blog, referido esencialmente a los asesinos en serie, que "lo dramático es saber que gran parte de la población reúne una o varias de estas características (causas en la mente del asesino en serie que lo determinan como tal son el abuso infantil, ciertas causas genéticas, el desequilibrio químico mental, daño cerebral, padecimiento de injusticia social, exposición a eventos traumáticos), pero no se vuelven asesinos seriales. Tras mucho estudiar se tiene una conclusión parcial y esta consiste en aceptar que un asesino carece de una especie de "chapa de seguridad" moral que le impide detener sus impulsos violentos. Jeffrey Dahmer declaró que sentía como si hubiera nacido incompleto, que algo le faltaba a su mente. Otro famoso asesino Dennis Nilsen, nunca comprendió la magnitud de lo que hacía. No entendía que hizo mal al asesinar tantos hombres".
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"El asesino hipocondríaco, el Sr. Y, reune las contradictorias características de ser un asesino profesional, amoral y despiadado, y un hombre exageradamente sensible y vulnerable, que tiene o se imagina que tiene un sinfín de enfermedades físicas y psicológicas".
Pepe Aedo, enlace.
Compaginar una actividad que se origina desde la necesidad personal de ayudar a la demás gente con las actividades profesionales que se han llevado a cabo antes y despues de decretazos de la injusticia contemporanea, puede resultar muy duro, aunque más duro se planteará el futuro próximo para todos.
Un fugaz repaso por la historia, nos recuerda que Gilles de Rais, uno de los hombres más ricos de Francia, secuestró, violó y asesinó a más de cien jóvenes en el Siglo XV. Elizabeth Báthory, aristócrata húngara fue arrestada en el 1610 por torturar y matar a seiscientas jovencitas. Thug Behram, líder de la banda Thuggee de la India asesinó entre 1790 y 1830 a novecientas trenta y una personas por estrangulación. Se le reconoce como el asesino serial más grande del la historia. En 1870, un italiano llamado Eusebius Pieydagnelle confesó haber dado muerte a seis personas, tenía una obsesión sexual con la sangre. En 1888 aparece la reconocida figura de Jack el Destripador quien asesinó a cuatro o seis prostitutas en Londres, se desconoce su identidad así como la cantidad exacta de sus víctimas. Ese mismo año, en Francia, fue ejecutado Joseph Vacher por el asesinato de once mujeres y niños. En 1896 H. Colmes fue ahorcado en Filadelfia por veintisiete asesinatos. (Wikipedia).
En el presente que nos ocupa, Adri y Esme apuntan en su blog, referido esencialmente a los asesinos en serie, que "lo dramático es saber que gran parte de la población reúne una o varias de estas características (causas en la mente del asesino en serie que lo determinan como tal son el abuso infantil, ciertas causas genéticas, el desequilibrio químico mental, daño cerebral, padecimiento de injusticia social, exposición a eventos traumáticos), pero no se vuelven asesinos seriales. Tras mucho estudiar se tiene una conclusión parcial y esta consiste en aceptar que un asesino carece de una especie de "chapa de seguridad" moral que le impide detener sus impulsos violentos. Jeffrey Dahmer declaró que sentía como si hubiera nacido incompleto, que algo le faltaba a su mente. Otro famoso asesino Dennis Nilsen, nunca comprendió la magnitud de lo que hacía. No entendía que hizo mal al asesinar tantos hombres".
Hoy lideran el panorama del entretenimiento juegos en consolas y ordenadores personales donde se masacra por diversión preocupando, en el menor de los casos desmesuradamente, a los padres por sus vástagos en edad de aprender a entender lo que somos y los motivos por los que estamos aquí; mientras tanto, en los momentos del descanso, los adultos amenizamos nuestro intelecto con algún episodio de un sangriento thriller o filme serie negra que trata de martirio, sanguinarios y múltiples homicidios, atentados y, en definitiva, cruel destrucción de vida humana.
Más aún, desde la analítica social deducida de los parámetros legislativos actuales se pronostica el vencimiento de la salud pública como la entidad universal de un erradicado humanismo benevolente. A partir de estas falsas atribuciones de recortes por falta de presupuestos se va a generar que, a modo de una masiva plaga eventual, un cierto sector de la población comience a entender la muerte como un sentimiento destacado en la obra viva de su existencia. Un poco lo que ocurre en tiempo de guerra con la sensación de que la vida propia poco significado tiene si no se lucha por unos ideales de verdad, pistola en mano. El mecanismo de oxigenación psicológica que aumenta la sensación de la autoestima personal en un mundo introspectivo.
La teórica del esperpento está creciendo evaporada de un contexto actual, donde los diabólicos recortes practicados por la administración sobre las prestaciones de la salud pública, nos prepara para un mañana abarrotado con el auge contundente de un nuevo paradigma, tan televisivo y recreativo en nuestros días, de las disfunciones psicológicas terminales, las que un día del pasado fueron catalogadas como peligrosos transtornos graves de personalidad.
Este castigo propiciado sobre las desamparadas, infortunadas y humildes capas sociales atribuido a las costosas deficiencias en ayudas sociales, está desconsolidando las estructuras demográficas que mantenían, últimamente, un equilibrio francamente tambaleante. Se ha visto que los presupuestos de dinero público van disminuyendo a medida que cambian de mano. Hoy se generan casos de denúncias en la prensa con acontecimientos sobre niños que se marean o hurgan en las papeleras de los colegios por la falta del desayuno de mamá, pues ella no posée el dinero suficiente con que comprarlo. Sus lares vacías de esperanza evolucionan inmóviles desprovistas del oxigeno que respiraban proviniente de la atmósfera que todos purificábamos a través de nuestras aportaciones laborales. Las que ahora se economizan en las desorbitadas comisiones ilegales del uno y otro gestores intermediarios.
Mejor preparemos nuestras mentes para no sólo un incierto futuro, sinó que además, para encontrarnos en el mañana con un escenario donde la propia muerte va a constituir otro elemento para sortear en el diario racional, como aquel que va a intentar disfrutar de cualquier evento cotidiano singular y se tropieza con la catástrofe a pie de su portal.
Si hoy insistimos en transtornar aun más el presente beneficio social generalizado con las notas discordantes de asonancia en la equidad colectiva, el mañana se presentará, sin duda, con un creciente potencial que generará aun más mentes atropelladas, las que aniquilarán sin dilemas al prójimo más leal sin apenas pestañear. Aunque tan solo sea para obtener un simple e insignificante pedazo de pan.
Señores de la medicina.., ya que los políticos no escuchan, hagan ustedes el favor de velar por la seguridad psicológica nacional, es por el bien de todos..
"Fijaré el régimen de los enfermos del modo que le sea más conveniente, según mis facultades y mi conocimiento, evitando todo mal e injusticia". Fragmento del Juramento de Hipócrates.
Más aún, desde la analítica social deducida de los parámetros legislativos actuales se pronostica el vencimiento de la salud pública como la entidad universal de un erradicado humanismo benevolente. A partir de estas falsas atribuciones de recortes por falta de presupuestos se va a generar que, a modo de una masiva plaga eventual, un cierto sector de la población comience a entender la muerte como un sentimiento destacado en la obra viva de su existencia. Un poco lo que ocurre en tiempo de guerra con la sensación de que la vida propia poco significado tiene si no se lucha por unos ideales de verdad, pistola en mano. El mecanismo de oxigenación psicológica que aumenta la sensación de la autoestima personal en un mundo introspectivo.
La teórica del esperpento está creciendo evaporada de un contexto actual, donde los diabólicos recortes practicados por la administración sobre las prestaciones de la salud pública, nos prepara para un mañana abarrotado con el auge contundente de un nuevo paradigma, tan televisivo y recreativo en nuestros días, de las disfunciones psicológicas terminales, las que un día del pasado fueron catalogadas como peligrosos transtornos graves de personalidad.
Este castigo propiciado sobre las desamparadas, infortunadas y humildes capas sociales atribuido a las costosas deficiencias en ayudas sociales, está desconsolidando las estructuras demográficas que mantenían, últimamente, un equilibrio francamente tambaleante. Se ha visto que los presupuestos de dinero público van disminuyendo a medida que cambian de mano. Hoy se generan casos de denúncias en la prensa con acontecimientos sobre niños que se marean o hurgan en las papeleras de los colegios por la falta del desayuno de mamá, pues ella no posée el dinero suficiente con que comprarlo. Sus lares vacías de esperanza evolucionan inmóviles desprovistas del oxigeno que respiraban proviniente de la atmósfera que todos purificábamos a través de nuestras aportaciones laborales. Las que ahora se economizan en las desorbitadas comisiones ilegales del uno y otro gestores intermediarios.
Mejor preparemos nuestras mentes para no sólo un incierto futuro, sinó que además, para encontrarnos en el mañana con un escenario donde la propia muerte va a constituir otro elemento para sortear en el diario racional, como aquel que va a intentar disfrutar de cualquier evento cotidiano singular y se tropieza con la catástrofe a pie de su portal.
Si hoy insistimos en transtornar aun más el presente beneficio social generalizado con las notas discordantes de asonancia en la equidad colectiva, el mañana se presentará, sin duda, con un creciente potencial que generará aun más mentes atropelladas, las que aniquilarán sin dilemas al prójimo más leal sin apenas pestañear. Aunque tan solo sea para obtener un simple e insignificante pedazo de pan.
Señores de la medicina.., ya que los políticos no escuchan, hagan ustedes el favor de velar por la seguridad psicológica nacional, es por el bien de todos..
"Fijaré el régimen de los enfermos del modo que le sea más conveniente, según mis facultades y mi conocimiento, evitando todo mal e injusticia". Fragmento del Juramento de Hipócrates.
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