"Tras las elecciones todo el mundo ha
ganado, o al menos es lo que se suele decir siempre desde la sede de
cada partido, pero los números no entienden demasiado de
interpretaciones y menos en un caso como este. Los que votaban por el sí
a la independencia lo han hecho por JxSí, o por las CUP, porque esa era
su propuesta. Los que lo han hecho por el no, lo han hecho por PP, C’s o
PSC (PSOE), porque estos partidos habían dejado muy claro que ellos no
iban a permitir ni independencia ni consulta. Y los que no lo tenían
claro o no querían decidir en unas elecciones lo que correspondería a un
referéndum, o bien han optado por UDC o bien por la coalición de
Podemos, ICV e IU “Catalunya sí que es pot” . Y el resultado en votos
(no en escaños), con el 99,67% escrutado, es el siguiente:
Independencia: 1.952.442
No independencia: 1.599.527
Derecho a decidir: 467.417
Animalistas, ecologistas, partido Pirata y otros: 45.493
Voto en blanco y nulo: 37.745
Total votos: 4.102.664
Porcentaje SÍ: 47,58%
Porcentaje NO: 38,98%
Porcentaje SÍ + derecho a decidir (sobre total de votos): 58,98%
Porcentaje NO + derecho a decidir (sobre total de votos): 50,38%
Resulta revelador que de repente y en contra de lo que han mantenido durante toda la campaña desde todos los grandes medios de comunicación, ahora sí se acepte el carácter plebiscitario de estos comicios, y que de forma inédita en este país, se cuenten votos y no escaños. Pero a partir de estas cifras y porcentajes solo se puede hacer una valoración. Entre el SÍ y el NO, ha ganado claramente el SÍ, tanto en votos como en escaños. Y entre democracia o imposición, ha ganado todavía con mayor claridad la democracia. Y ahora, que la gran mayoría de los medios siga incluyendo en sus porcentajes de ‘no independentistas’ a los que no han votado por las formaciones claramente definidas por una u otra opción, a los animalistas, al partido pirata, el voto nulo y el voto en blanco, que eso queda muy serio.
Es muy legítimo estar a favor de
cualquier opción, pero resulta muy ridículo y triste que se juegue con
algo tan evidente como esto. Allá cada cual.
La suma del NO más el derecho a decidir
no tiene demasiado sentido porque los partidos del NO niegan tal
posibilidad, pero la incluimos como curiosidad comparativa".
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Si observamos una obra como la insertada sobre estas líneas, podríamos fácilmente convenir que se trata de una muestra artística de composición con pintura, sencillos trazos de dibujo geométrico y algo de texto sin un formato regular. No obstante, si profundizamos en el análisis de la voluntad del autor, uno puede considerar que la linearidad de la obra establece el rigor de un pensamiento racional que consolida mediante la pasión del color y el trazo, la sinceridad en primer plano para transportar al observador con el pincel nítido y determinado, manteniendo a todo el conjunto dentro de un pleno equilibrio con carácter y, a su vez, con una palpable autenticidad.
Utilizando esta simple fórmula lineal en la analítica del pensamiento y aplicándola sobre otros conceptos de la realidad, bien se pueden completar los razonamientos mediante el juego descriptivo de observar, especialmente aquello que ocurre en nuestros días con absoluta e indiscutible objetividad. De esta forma podemos otorgarnos la licencia lingüística de afirmar que si una línea visible consolida la intención de un claro rigor intelectual, los colores en la vida mantienen libres las pasiones de la materialidad.
A pesar de ello, y teniendo en cuenta que el entusiasmo colorido de nuestro pensamiento sobre la realidad casi siempre es fruto de la fortuita casualidad, deberíamos ser consecuentes y aceptar que las reglas del juego organizativo de nuestras sociedades fueron convenidas hace ya un largo tiempo atrás. Así observamos que el delirio utópico que sentimos por conceptos como la libertad, se mantiene siempre en vuelo raso durante aquellos momentos en los que más sufre el conjunto de una sociedad.
Por esta razón es fácilmente aconsejable el luchar por deshacerse de la soga que se establece generalmente desde el seno de cada gobierno central, a pesar de que a cada salto de órbita territorial con respecto a una matriz inicial, se experimenta otra imposición aún más poderosa sobre la fase anti-auto-determinativa que vulnera expresamente nuestra capacidad individual de elucubrar.
Debemos, por tanto, mantener siempre bien despierto un centro de mando coherente y alternativo, aquel que sea diestro en el arte de elaborar un preciso plan inteligente con el que implementar todos los elementos paliativos contra la opresión colectiva y el sentimiento irracional. El boceto más exigente que garantice, especialmente en un contexto tan rígido como el que vivimos, algún indicio de sosiego y que dirija nuestro esfuerzo hacia a una mejor igualdad social y que sea, eminentemente, controlado por una ética más tangible y por el auténtico sentido de la bondad.
Hasta la fecha, esa soga permanece agazapada y constreñida sobre el cuello de nuestra voluntad y es apretada paulatinamente, a cada salto de frontera territorial, mientras continúe todo sin un criterio generalizado sobre la justicia más fundamental.
La historia, y por tanto el tiempo, ha demostrado que nuestra evolución como raza ha constituido una mejora en el aspecto de la diversidad intelectual, aunque se haya puesto en entredicho todo aquello concerniente a la debida compostura con la que nosotros mismos generamos el desequilibrio y el propio caos político-social.
Así constatamos la necesidad de permanencia como un estado separado de la histórica y corrupta gran España convencional, algo que dista todavía de un claro objetivo escenario. Incluso sin tener que atravesar, con obligatoriedad, a lo largo de un proceso durante el cual negociar los mecanismos de poder que posibilitarían a un resultante grupo minoritario en los comicios dentro de la cúpula que dictaminará, teniendo en cuenta que apenas poseen sólo un mero 9% del poder de voto total habiendo un índice participativo de casi un 80% del total de los votantes con derecho de la irritada sociedad.
Así se constituye un ejemplo que sin duda puede y debe mitigar el dolor plausible que surge entre los pueblos de una forma natural, desde la intención exclusivamente humana por continuar unidos para aumentar el peso ideológico dentro de toda la comunidad. A pesar de que el esquema quizá sea erróneo desde su inicio para la evolución global, las intenciones siempre deben albergar el anhelo de querer perseverar justamente en aquello que a la mayoría absoluta nos permita mejorar.
Puestos en un contexto colectivo de prosperidad, parece que la lógica humana se conduce desprovista del necesario nivel de perfeccionamiento, aquel equilibrado en la situación más elemental. De esta forma, más fácil supondría romper los lazos con ese entramado social contradictorio para, entonces como consecuencia, verter nuestros impulsos enfocados sobre la supervivencia individual, pero ese aspecto nos conduciría a una situación existencial más compleja todavía, ya que el ánimo del esfuerzo colectivo nos sana las enfermedades, nos aprovisiona de alimentos y nos alberga en nuestros refugios con una solvencia objetivamente proverbial.
Continuaremos, pues, en el camino del debate y la eterna paciencia buscando la mejor fórmula cooperativa para poder concluir la mejor forma de co-habitar. Racionalizando con tesón al despistado e intentando enderezar al negligente con el mejor esquema que nos aporte a algunos el conocimiento evolutivo de la sociedad, la culturas globalizadas y, sobretodo, el carácter social positivista circunscrito en la, ahora, tan denigrada bondad.
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