Dicen los expertos que los comicios celebrados ayer en Catalunya marcaron un hito histórico en cuanto a participación, según las cifras oficiales se alcanzó casi el 70%.
La
jornada electoral del 25 de noviembre transcurrió con normalidad en
todos los colegios electorales y finalizó con un total de 3.657.450 de votantes, un 69,59% del total, que supone el incremento de 10 puntos
respecto a los resultados de 2010 (58,78%). La abstención llegó a las
1.600.510 personas, un 30,44%, nueve puntos por debajo del año 2010 (41,22%). Fuente: Generalitat de Catalunya
Recordemos que el voto en blanco "es aquel en el que la persona acude a votar al colegio
electoral (o por correo) e introduce en la urna un sobre vacío, sin
contener en su interior la papeleta de ningún partido. Estos votos en blanco no se suman a los de ningún partido, pero si son tenidos en cuenta a la hora de cálcular el total de votos emitidos.
En España para que un partido entre en el reparto de escaños de una circunscripción electoral debe tener al menos el 3% - 5% de los votos de esa circunscripción (normalmente es el 3%, pero alguna Comunidad Autónoma lo ha elevado al 5%). Por tanto, los votos en blanco lo que hacen es elevar el número mínimo de votos que un partido necesita para poder entrar en el reparto de escaños y, por tanto, perjudica a los partidos minoritarios y beneficia a los mayoritarios.
Destacar que el significado del voto en blanco suele variar. Mientras que para unas personas votar en blanco significa que no hay ninguna opción que consideren adecuada, para otras significa que le es indiferente que partido gobierne. Oficialmente no está definido su significado". Fuente
En España para que un partido entre en el reparto de escaños de una circunscripción electoral debe tener al menos el 3% - 5% de los votos de esa circunscripción (normalmente es el 3%, pero alguna Comunidad Autónoma lo ha elevado al 5%). Por tanto, los votos en blanco lo que hacen es elevar el número mínimo de votos que un partido necesita para poder entrar en el reparto de escaños y, por tanto, perjudica a los partidos minoritarios y beneficia a los mayoritarios.
Destacar que el significado del voto en blanco suele variar. Mientras que para unas personas votar en blanco significa que no hay ninguna opción que consideren adecuada, para otras significa que le es indiferente que partido gobierne. Oficialmente no está definido su significado". Fuente
Entonces.., ¿qué conclusiones obtenemos de los resultados?
En Catalunya no reina la ignorancia por bien poco, o lo que es lo mismo, el borreguismo ostensible (aquella práctica de seguir al rebaño emitiendo un balido monotonal sin carácter y transigiendo, paso a paso y sin directriz alguna, con las coces, mordidas y cabezadas del resto de los integrantes del grupo).
Si separamos de ese "elevado" índice participativo las desidiosas abstenciones (1.600.510), los inxcusables votos nulos (32.232) y los absurdos votos en blanco (52.899), identificaremos la cifra exacta de aquellos individuos indudablemente pertenecientes al grupo de los rumiantes ovinos: un total de 1.685.641. Esta amplísima cifra representa que de 5.257.587 de personas que estaban convocadas hipotéticamente a las urnas, alrededor del 33% de la totalidad de la población con derecho a voto no se ha manifestado con una idea clara (y la mayoría de ellos se han quedado tumbados en el apático sofá mirando, sin abrir los ojos, una reveladora pantalla repleta de seductores colores y cautivadores sonidos, supuestamente).
Es decir, si subes al metro y te encuentras a diez personas dentro del vagón, tres de ellas simpatizan con los rumiantes y una cuarta se lo está planteando seriamente. De todas ellas, tan solo hay seis que tienen las ideas completamente claras en cuanto a directrices localizativas y capacidad tonal a la hora de cantar mientras se desplazan hacia adelante, y de esas seis, tres están compradas por intereses. Las cifras no engañan.
Las comparativas entre unas y otras elecciones, a la vez que las variadas interpretaciones de los colectivos participantes del referéndum sobre los resultados, determinan no más que argumentos justificativos de los esfuerzos realizados por el circo referendista. En el, participan una masa ingente de individuos que obtiene una sustancial y preciada recompensa. Bien sean denominados periodistas, políticos, tertulianos o simplemente colaboradores, todos obtienen el premio de tan elaborado plan de acción para la elección del grupo elitista que calibrará el poder que generará el esfuerzo de tu futuro. No tengo idea de cuanto dinero cuestan unas elecciones pero estoy seguro de que con ese dinero malgastado por adelantar un pensamiento del president, se podría haber recortado algo menos el sueldo de los empleados sanitarios, por ejemplo.
A menudo uno piensa, quizás con menos hábito de lo que conviene, que si ese concepto al que nos referimos sobre una participación "más que aceptable", es del todo adecuado en un entorno que determinará el progreso de nuestras vidas. No hago más que cuestionar al que tengo dentro qué sucedería si todos estos borregos del 33% se aplicaran un poco, estudiaran las candidaturas, escucharan algún que otro discursito y se molestaran en desplazarse a su colegio electoral a ejercer su derecho (y su deber) a votar a alguno de los candidatos que van a convertirse en los instrumentos para medir el valor de sus futuras gotas de sudor. Cansados estamos todos de escuchar sandeces de unos y otros. No obstante, de vez en cuando alguna de esas alocuciones hace sonar la campanilla que le hace a uno atender al predicado del vociferante político de turno. Quizás uno queda prendado del discurso y le merece el sencillo esfuerzo de otorgarle su confianza en las urnas. Pero no ocurre, esto avanza a paso de tortuga. Tan solo hemos mejorado en un diez por ciento con respecto a los borregos del 2010.
El progreso de la cultura y la inteligencia colectiva se propaga a una velocidad que desacelera por la torpeza del conductor y por el malestado de la calzada. Podemos apresurar el proceso ilustrativo sobre la borregada atizando insistentes golpes de colleja sobre el especimen para espavilarlo aunque resulte inmoral, desconcertante y bochornoso. Podemos empezar por practicarlo con nuestros hijos.
Pues los niños de hoy gobernarán el mañana. Ellos incáutos, incultos, inocentes, desprovistos de recursos e inmersos ciegamente en el juego pueril, desconocen la amenaza que estamos gestando. ¿¡Qué mañana van a gobernar..!? Hoy lo estamos drenando todo. El circuito que alimenta las vísceras del organismo común derrite sus conductos vacíos al paso de la última sustancia ya casi inerte hacia los órganos de pseudo-vitalidad colectiva. El sujeto está en coma inducido por ninguna enfermedad natural, ha caido en el agujero por voluntad propia consumiendo nicotina en jarras de litro y medio.
La voz que estimula e incita al intelecto para avanzar se torna débil, frágil e insegura. El cántico de los infantes de voces angelicales en plena coral contempla ya atónito el silencio de los borregos ante si. Cobardes, timoratos, estupefactos, desconcertados y sorprendidos por la austera realidad que observan, mientras avanzan pasmados por la vida, ese período de obcecada satisfacción que adorna los pasos agigantados de la absurda incoherencia.
Hoy es un día de reflexión, sí.
Que alguien reflexione por mí y me describa, por favor ¡a qué demonios estamos jugando con esta esperpéntica política..!
Mi humilde talento ilusionista se desvanece con cada porrazo social que acontece.
Mi humilde talento ilusionista se desvanece con cada porrazo social que acontece.
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