Publicado el 15 de octubre 2012 en upsidedownworld.org:
Hace
tiempo que Colombia posee el título de capital mundial de los
asesinatos sindicales. Debido al aumento de amenazas contra
trabajadores y al asesinato de unos 4.000 sindicalistas en las últimas
tres décadas, las prácticas de las corporaciones multinacionales que
operan en la Nación Andina comienzan a ser examinadas con mayor rigor.
Durante
los últimos diez años, una de esas corporaciones, Coca-Cola, ha sido
foco de atención de los activistas que forman parte de la campaña Coca
Asesina (Killer-Coke), con base en los Estados Unidos. La
Coca-Cola, de la que podría decirse que es la Nike de los refrescos por
su marca universal y su sospechosa trayectoria en materia de derechos
humanos, se ha convertido recientemente en objeto de un nuevo
documental titulado: “El caso Coca-Cola”.
En
su viaje por América del Norte, la película atrajo a un gran público,
que fue muy numeroso en los campus universitarios. La semana pasada,
más de 300 personas asistieron a la Universidad de Nueva York (NYU, por
su sigla en inglés), en parte gracias a su filial local de la
Coalición para mantener a la Coca-Cola fuera de los campus.
Lamentablemente,
a pesar de la gran cantidad de público y promoción, la película, que
se esfuerza por enfocarse en un objetivo y tiene una mínima
investigación sobre las acusaciones, no impactó demasiado en el
espectador. Los directores, Carmen García y Germán Gutiérrez, se
concentraron sobre todo en la batalla legal, siguiendo a los abogados
estadounidenses Daniel Kovalik y Terry Collingsworth en su lucha para
llevar a Coca-Cola a las cortes de los Estados Unidos.
Con
la ayuda de la campaña de la Coca Asesina y de su líder, Ray Rogers,
Kovalik y Collingsworth recurren a la Ley de Reclamación por Agravios
contra Extranjeros (ATCA, por su sigla en inglés) para enjuiciar a
Coca-Cola. Entre otros aspectos de la ley, ésta permite a los
ciudadanos extranjeros demandar a compañías norteamericanas en las
cortes de los Estados Unidos. Gracias al triunfo de unos cuantos casos
en los últimos tiempos, la ATCA se ha vuelto cada vez más útil para
iniciar acciones legales contra las corporaciones multinacionales por
sus prácticas en países extranjeros.
Pero
la elección de García y Gutiérrez de concentrarse en la batalla legal
resultó ser algo problemática. Se les negó el acceso a las audiencias y
a las plantas embotelladoras en Colombia, y tampoco pudieron
entrevistar a los representantes de Coca-Cola. Buena parte del
documental lo ocupan las reflexiones que hacen los abogados
estadounidenses a medida que el caso se prolonga.
Sin
embargo, a pesar de sus puntos débiles, la película ha causado cierto
revuelo en las oficinas centrales de Coca-Cola. El intento de la
compañía de llegar a un acuerdo con los abogados, tal como lo captó la
cámara, fue sin dudas sospechoso, aunque no lo suficiente para probar
su culpabilidad..
Buen bocado periodístico, me lo apunto con tu permiso como otras veces.
ResponderEliminarSaludazos...
Sin duda un proyecto de grandes personas. Todo el mérito es de Ray Rogers, Daniel Kovalik, Terry Collingsworth y la redactora del artículo Lainie Cassel.
ResponderEliminarApuntes libres para nuestro crecimiento intelectual.
Saludos