
Rear Window... Vertigo... The Birds... Esos y otros grandes éxitos de Alfred Hitchcock,
"el mago del suspense", tuvieron como protagonistas a mujeres rubias y
elegantes que, detrás de una apariencia algo fría, parecían ocultar una
tórrida sexualidad. Todo parece indicar que en la vida real el director
británico sentía una gran atracción por ese tipo de damas y utilizaba
sus películas para materializar sus fantasías secretas.
Según afirman quienes trabajaron con él, con el paso de los años esa
fascinación comenzó a ponerse de manifiesto de una forma cada vez más
perversa y retorcida, en la que la admiración por esas actrices se
mezclaba con el deseo de humillarlas y de hacerlas sufrir.


Madeleine era encantadora y buena actriz, pero Hitchcock la trataba duramente. En The 39 Steps
la obligó a permanecer un gran número de horas esposada, arrastrándose
por carreteras y barrancos. En privado, ella se quejaba de las
humillaciones que padecía. "Era una gran estrella, pero Hitchcock se
portó como una bestia con ella. Era un tipo muy tosco, al que le
encantaba gastar todo tipo de bromas pesadas y obscenas", contó John Gielgud, quien fue el protagonista masculino de Secret Agent.
El trato que dio el director a esta y a otras actrices es visto por
algunos biógrafos y analistas como una manifestación de misoginia (odio a
las mujeres). A juicio de algunos, esa mezcla de atracción y repulsión
tenía sus raíces en lo inseguro y poco atractivo que se sentía
Hitchcock.

En marzo de 1939, Hitchcock dejó Londres y se instaló en Hollywood
con su familia. Un año después filmó su primer éxito en los Estados
Unidos: Rebecca.

Aunque en las tres películas que hizo con Hitchcock -Spellbound (1945), Notorious (1946) y Under Capricorn (1949)? -Ingrid Bergman no tiene el cabello rubio, sino castaño claro, eso no impidió que el director se obsesionara con ella. Según el historiador Donald Spoto:
"Hitchcock se enamoró apasionadamente de Ingrid y alimentó sentimientos
que ella no correspondía ni quería corresponder".


Hasta que en 1953 Hitch vio a una joven de 23 años llamada Grace Kelly
y se fascinó con ella. Era su ideal femenino: rubia, bella,
inteligente, distinguida y sensual. Según él, la sexualidad no debía
ostentarse: "Si el sexo es demasiado llamativo y evidente, no hay
suspenso". Y la en apariencia fría Grace cumplía ese requisito.

Por eso, en 1956 quedó destrozado cuando Grace Kelly se casó con Rainiero de Mónaco y puso fin a su carrera en el cine.

En 1958, cuando Hitchcock estaba a punto de iniciar el rodaje de Vertigo,
la película con la que pensaba transformar a Vera en una estrella de
primera magnitud, ella le anunció que estaba embarazada y que no podría
filmarla. Según algunos, Miles era una mujer enérgica e independiente, y
no estaba dispuesta a ser una réplica de otras rubias.




Rod Taylor comentó que mientras filmaron The Birds, el
director mantuvo a Tippi alejada de todos, para que solo pudiera
relacionarse con él. "Empecé a sentirme muy incómoda", dijo la actriz,
pues el director pretendía controlar hasta su vida privada. Según su
testimonio, ella fue víctima de lo que hoy se conoce como acoso sexual.
La situación se volvió preocupante cuando Hitchcock la obligó a rodar
durante cinco días la violenta escena en que los pájaros la agredían.
Para vengarse de la indiferencia de su amada, exigió que la secuencia se
hiciera con pájaros reales y Tippi terminó con un colapso nervioso.
Aun así, por temor a los problemas que le traería romper el contrato, Tippi hizo una segunda película con él: Marnie (1964). Hitchcock la trataba cada vez peor y le prohibía hablar con los demás actores. Según la guionista Jay Presson Allen, "estaba loco por ella".
Cuando Hedren no soportó más el acoso, Hitchcock la amenazó con
destruir su carrera. "Y lo hizo", dijo Tippi. No obstante, en el 2007,
la actriz habló sin rencor del director que la consagró:
"Aquel pobre
hombre deseaba desesperadamente algo que no consiguió a lo largo de su
vida"... Después de perder a Tippi, Hitchcock no volvió a ser el mismo y
su carrera empezó a declinar. Ella fue su última rubia...
Artículo de Martín Mesa
Fotos: Google images
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El poder de las rubias puede descomponer la mente más determinada, incluso la de un genio con una personalidad opulenta.
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