Artículo publicado por "nuestro incansable" Vicenç Navarro en el diario PÚBLICO, 13 de junio de 2012.
Existe una percepción bastante
generalizada en España que considera que “el banco somos todos”. El
dinero de la banca es el dinero de todos. Tal dinero son los depósitos
de la mayoría de la ciudadanía que tiene sus ahorros depositados en la
banca. En otras palabras, se asume que el dinero que existe y/o se
utiliza por el banco es el depositado por cada uno de los ciudadanos,
resultado de su ahorro, de sus nóminas o de sus pensiones, sean éstas
públicas o privadas. Ésta percepción es promovida por los propios bancos
que quieren transmitir el mensaje de que ellos desempeñan una función
social, la de guardar el dinero de la ciudadanía, pagándoles unos
intereses como incentivo, a la vez que ofrecen crédito a las personas y a
las empresas que lo necesiten. La existencia de tal crédito es la
función social que justifica su existencia. De esta percepción se deriva
el mensaje que la banca y el Banco de España transmiten a los medios y
que está calando en la población: intervenir y penalizar a la banca es
penalizarnos a todos nosotros.
Esta percepción, sin embargo, es
profundamente errónea. En realidad, la mayoría de ciudadanos no tiene
mucho dinero en la banca, ni directa ni indirectamente (como en
pensiones). Sería muy interesante poder corroborar los hechos con los
datos pero, no podemos hacerlo en España, donde la opacidad estadística,
tanto en temas de distribución de la renta como de la propiedad, hacen
difícil conseguirlos. Además, los existentes no son creíbles. Fíjese el
lector que, según los últimos datos de la OCDE (que extrae sus datos de
las cifras oficiales del Estado español), el nivel de renta de la decila
superior de España es de 32.000 euros. Cualquier persona que va por las
partes alta de las grandes ciudades puede ver que los súper ricos
tienen muchos más ingresos que los que constan en sus declaraciones de
renta. (Tal opacidad es incluso más acentuada en el sistema financiero,
como bien ha mostrado el colapso de Bankia).
Estados Unidos, sin embargo, sí que
tiene datos más fiables. Y es más que probable que la distribución de la
renta y de la propiedad en España sea bastante semejante a la de EEUU
(España, junto con EEUU, es uno de los países más desiguales de la OCDE,
el grupo de países más ricos del mundo). Pues bien, la gran mayoría de
estadounidenses tienen muy poca propiedad financiera. Ésta está muy
concentrada. La decila superior de la población estadounidense posee el
90% de todos los bienes financieros, siendo los más comunes sus acciones
bancarias y sus pensiones. En realidad los súper ricos, el 1% de la
población, posee el 38% de estos bienes financieros. La mayoría de la
población sólo posee su casa, aunque poseer, poseer, es un decir. El
banco es el que la posee, y el que vive en ella le paga al banco la
hipoteca.
Cuando estamos hablando de los bancos,
por lo tanto, estamos hablando predominantemente del dinero de una
minoría: de los ricos y de los súper ricos. De ahí que sería razonable
decir que cuando hablamos de los bancos no estamos hablando del conjunto
de la población sino de los sectores más adinerados y de los gestores
de su dinero (los banqueros). De ahí que también sería aconsejable que
–tal como propone el que fue Secretary of Labor (Ministro de Trabajo)
durante la Administración Clinton, y hoy Profesor de Políticas Públicas
de la Universidad de California, el Sr. Robert Reich, se gravara a los
banqueros, a los accionistas, y a los que tienen la mayoría de
depósitos, haciéndoles pagar un 2% en sus bienes financieros,
justificándose tal medida por los enormes beneficios que la banca ha
alcanzado durante todos estos años de bonanza, beneficios conseguidos
predominantemente de la especulación, incluida la especulación bancaria.
Ello conseguiría en EEUU 70.000 millones de dólares más para el Estado
(haciéndoles pagar tal 2% a los que tuvieran más de 7.2 millones de
bienes financieros).
No estaría de más que se implementara
esta política aquí en España, donde la concentración de la propiedad es
igualmente acentuada. Hoy, las ayudas públicas al sector bancario
español han alcanzado el nivel del 10% del PIB sin que con ello se haya
resuelto el problema del crédito. Si a ello se añaden los 100.000
millones del rescate bancario, resulta que tal cifra ha doblado este
porcentaje, alcanzando más del 20% del PIB, sin que ello haya facilitado
o facilite en el futuro la provisión del crédito. Por cierto, es
difícil de entender que estos 100.000 millones de euros que se gastarán
supuestamente en la reestructuración del sistema financiero (a unos
intereses que pueden significarle a la banca, según el Comisario de la
Unión Europea, el Sr. Joaquín Almunia, casi un 8%) consigan lo que no
han conseguido los casi 500.000 millones de euros que los bancos
españoles e italianos han recibido desde el pasado diciembre del BCE a
unos intereses de sólo un 1%. Tal rescate no resolverá el problema de la
banca española, pues no se está tocando el problema clave que provocó
la crisis: la burbuja inmobiliaria.
Todavía hoy hay más de tres millones de
pisos vacíos (3.417.064 viviendas, según el Ministerio de Fomento).
Durante el boom inmobiliario se construyeron 800.000 viviendas al año,
más que Alemania, Gran Bretaña y Francia juntas. Los precios subieron un
155% durante una década, crecimiento artificial, que no se correspondía
con el crecimiento del nivel de vida del país, y que se consiguió
gracias a las prácticas especulativas de la banca. Cuando la burbuja
explotó (debido al parón de transferencias del dinero de la banca
alemana, contaminado por los “productos tóxicos” de la banca
estadounidense), la banca española quedó estancada con sus propios
productos tóxicos, las hipotecas, que no se podían pagar y continúan sin
poder pagarse. Tales activos representan 150.000 millones de euros
(equivalente al 15% del PIB). Y ahí está el problema, que requiere para
su solución una intervención pública que el Estado español es reacio a
tomar debido al enorme poder de la banca. Debería haberse resuelto a
base de llenar estas casas vacías con familias que pagaran alquileres o
hipotecas asumibles, penalizando a los bancos que se resistieran a tales
medidas (en Dinamarca se multa a la vivienda que esta vacía durante más
de seis semanas). Y muchos bancos deberían haber sido nacionalizados,
con anulación de la deuda privada en gran número de casos. En lugar de
ello, el Estado español ha escogido ayudar a los bancos a costa de los
intereses de la población. Y de esto es de lo que no se habla. Las
raíces de la crisis financiera -el excesivo poder de los ricos y de los
súper ricos en España y de sus bancos- no se está ni siquiera tocando. Y
así estamos.
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Interesante visión aclaradora para legitimar la actuación del moroso en cuestión de deuda hipotecaria.
No obstante, me apetece comentar que si el individuo particular (hábilmente convencido con argumentos magistrales del poder político para convertirse en propietario, sumado al vanal ejercicio de adjudicación hipotecaria de los bancos y cajas) hubiera reflexionado sobre el proceso que iniciaba con la firma de su hipoteca, el triángulo de desparrame económico actual no hubiera acontecido. Uno de los catetos de la figura geométrica se borraría del dibujo y, por tanto, perdería los valores bidimensionales trasladándose a su origen unidimensional. Donde debería estar.
El caso es que, y sigo discerniendo en términos espaciales, el juego de la extrusión del objeto creado en el campo bidimensional ha extrapolado la fórmula a dimensiones superiores. Se han introducido agentes en el volumen, ofreciendo muchas más opciones que el campo sin espesor. Tenemos una multiplicidad de nuevos "profesionales" introducidos en el cotarro de la construcción desmesurada. Éstos, anteriormente desarrollaban sus prácticas profesionales dentro del marco del oficio sin demasiadas pretensiones económicas. Una vez iniciada la valoración volumétrica, en un breve espacio de tiempo, hemos descubierto altos valores en esa cuarta dimensión, donde las realidades cambian en constantes indescifrables. Se convierten en empresarios y vuelta a empezar.
El control de esta geometría yace necesariamente impracticable por medio del registro del proceso que acarrean los ricos y súper ricos, como usted bien apunta. Jamás podrán acaparar el dominio de un proceso que cambia su morfología en el tiempo a una velocidad exponencial. Aunque estén obstinándose en el intento por el atractivo que conlleva.
Pronto, con su ayuda y la de otros, los súper ricos verán como su nivel de dirección se rigidiza y torna al campo lineal. Pues los acontecimientos apuntan a que el valor de las cosas forman parte de los elementos contabilizables y no efímeros o descontrolados. Entonces los ricos, serán devueltos a sus orígenes y las aguas del rio volverán a su cauce.
No obstante, me apetece comentar que si el individuo particular (hábilmente convencido con argumentos magistrales del poder político para convertirse en propietario, sumado al vanal ejercicio de adjudicación hipotecaria de los bancos y cajas) hubiera reflexionado sobre el proceso que iniciaba con la firma de su hipoteca, el triángulo de desparrame económico actual no hubiera acontecido. Uno de los catetos de la figura geométrica se borraría del dibujo y, por tanto, perdería los valores bidimensionales trasladándose a su origen unidimensional. Donde debería estar.
El caso es que, y sigo discerniendo en términos espaciales, el juego de la extrusión del objeto creado en el campo bidimensional ha extrapolado la fórmula a dimensiones superiores. Se han introducido agentes en el volumen, ofreciendo muchas más opciones que el campo sin espesor. Tenemos una multiplicidad de nuevos "profesionales" introducidos en el cotarro de la construcción desmesurada. Éstos, anteriormente desarrollaban sus prácticas profesionales dentro del marco del oficio sin demasiadas pretensiones económicas. Una vez iniciada la valoración volumétrica, en un breve espacio de tiempo, hemos descubierto altos valores en esa cuarta dimensión, donde las realidades cambian en constantes indescifrables. Se convierten en empresarios y vuelta a empezar.
El control de esta geometría yace necesariamente impracticable por medio del registro del proceso que acarrean los ricos y súper ricos, como usted bien apunta. Jamás podrán acaparar el dominio de un proceso que cambia su morfología en el tiempo a una velocidad exponencial. Aunque estén obstinándose en el intento por el atractivo que conlleva.
Pronto, con su ayuda y la de otros, los súper ricos verán como su nivel de dirección se rigidiza y torna al campo lineal. Pues los acontecimientos apuntan a que el valor de las cosas forman parte de los elementos contabilizables y no efímeros o descontrolados. Entonces los ricos, serán devueltos a sus orígenes y las aguas del rio volverán a su cauce.
Sólo espero que todavía lleve algo de agua para saciar la sed que todos tenemos.
Muchas gracias por su labor desintoxicante.
Cordiales saludos.
Cordiales saludos.
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