En este artículo los autores
critican el rescate solicitado por el gobierno español y aprobado por
las autoridades de la Eurozona por las consecuencias negativas que
tendrá sobre el bienestar y calidad de vida de la ciudadanía, y muy en
particular, de las clases populares.
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Artículo publicado por Vicenç Navarro y Juan Torres, 12 de junio de 2012
Desde que la crisis se inició en
2007, la población española ha estado sometida a toda una serie de
políticas públicas que han significado un gran recorte de sus derechos
laborales y sociales, que han afectado de una manera muy notable al
bienestar social y a la calidad de vida de las clases populares.
Hemos
visto durante estos años de crisis la congelación y pérdida de la
capacidad adquisitiva de las pensiones, el retraso de la edad de
jubilación, la reducción del gasto público en las transferencias y
servicios del Estado del bienestar (con recortes muy acentuados de la
sanidad pública, de la educación pública, de los fondos y servicios a
las personas con dependencia, de las escuelas de infancia -erróneamente
definidas como guarderías-, de los fondos para la prevención de la
pobreza y de la exclusión social, de los servicios sociales, de las
viviendas sociales, del nivel de cobertura de los seguros de desempleo y
de las ayudas a la integración de los inmigrantes). Y hemos sufrido las
reformas del mercado laboral, que se han llevado a cabo con el objetivo
de reducir los salarios y la capacidad de negociación de los
trabajadores. Y a todas esas medidas se han añadido la reducción del
empleo público y de los salarios a tales empleados públicos.
Pues bien, hoy día sabemos a ciencia
cierta que todas estas intervenciones han empobrecido todavía más al
conjunto de la clases trabajadoras y que, lejos de haber hecho germinar
los “brotes verdes” que las justificaron, han llevado a nuestra economía
a una situación mucho peor y más cercana a la depresión.
El rescate no es una ayuda, es una imposición para realizar más recortes.
Tales recortes se han
justificado siempre como imprescindibles para reducir el déficit del
Estado y el tamaño de su deuda pública, algo necesario, según se ha
dicho siempre, para ganar la confianza de los mercados financieros y de
esta manera poder conseguir dinero prestado para pagar los gastos del
Estado.
Tanto el gobierno de
Zapatero primero y ahora el de Rajoy han insistido constantemente en
realizar esos recortes por encima de todo por el miedo a que no
pudiéramos recuperar la famosa confianza de los mercados financieros y
entonces fuésemos intervenidos por la llamada Troika, la Comisión
Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional
(FMI).
Pero ahora resulta que a pesar de que se
han llevado a cabo todos esos recortes, a pesar de que se han ejecutado
una tras otra las imposiciones de los mercados, expresadas a cada
momento muy claramente por esa Troika, España ha sido intervenida por
esas tres instituciones.
Digan lo que digan, lo cierto es que
todos estos enormes sacrificios y recortes han sido en balde y cuando se
ha producido su fracaso estrepitoso en forma de rescate, la respuesta
del gobierno y del establishment político y mediático es la de negar que
haya sido tal y que vaya a llevar consigo una intervención de nuestra
economía.
El artículo de Guillermo de la Dehesa
“Precisiones sobre el rescate bancario”, (El País 09.06.12), en el que
trata de disimular la verdadera naturaleza del rescate, y las
manifestaciones del Ministro de Economía, Luis de Guindos, en la rueda
de prensa en la que lo anunciaba como un triunfo, son representativos de
esta postura.
Según esas manifestaciones, a las que
hay que añadir la del propio presidente Rajoy afirmando que lo ocurrido
es algo que “ha conquistado” España, los 100.000 millones de euros no
son un rescate, sino una ayuda a la banca que tiene por objetivo
reestructurar el sector bancario y sin implicaciones macroeconómicas.
Unas interpretaciones que caen por su propio peso cuando se lee el
documento del Eurogrupo donde se manifiesta textualmente:
“El Eurogrupo considera que España ya ha
implementado importantes reformas fiscales y del mercado de trabajo y
medidas para reforzar el activo de los bancos españoles. El Eurogrupo
confía en que España cumplirá
sus compromisos en virtud del procedimiento de déficit recesivo y con
respecto a las reformas estructurales, con el fin de corregir los
desequilibrios macroeconómicos en el marco de la Unión Europea. Los
progresos en estas áreas serán revisados de cerca y con regularidad,
también paralelamente con la ayuda financiera” (subrayado nuestro).
¿Puede decirse de manera más clara que se trata de una intervención en toda regla?
El texto del acuerdo del Eurogrupo
señala sin lugar a duda alguna que paralelamente a la supervisión
financiera se hará la de las políticas fiscales y macroeconómicas. Y el
significado y el objetico con el que se llevará cabo esta supervisión
también aparece bien claro en los últimos documentos del FMI y en las
declaraciones de sus responsables que constantemente insisten en que
habrá que llevar a cabo más reformas del mercado laboral -para conseguir
más bajadas salariales-, más reducción de las pensiones, y una
reducción más acentuada del déficit, centrándose en el Estado del
Bienestar que en España está gestionado por las comunidades autónomas.
Lo que ahora se busca con la excusa de
eliminación del déficit de las éstas última no es otra cosa, en la
práctica, que nuevos mayores recortes de las transferencias y servicios
del Estado del Bienestar que gestionan, principalmente, en materia
educativa, sanitaria y de cuidados a las personas.
El rescate no aumentará la confianza de los mercados sino todo lo contrario
Puesto que conocemos perfectamente lo
que ha ocurrido en otros países y en situaciones semejantes cuando se
toman este tipo de medidas, podemos afirmar ahora con seguridad lo que
con toda probabilidad va a ocurrir en España, en contra de lo que vienen
diciendo las autoridades sin ningún tipo de fundamento ni base
científica ni empírica.
En concreto, es importante que la
ciudadanía sepa que, aunque en teoría estas reformas se hacen para
recuperar la famosa “confianza de los mercados”, toda la evidencia
muestra que los resultados serán precisamente opuestos a este objetivo.
El resultado de los rescates en los
otros países supuestamente rescatados es que la prima de riesgo de su
deuda pública no ha disminuido. Antes al contrario, ha subido. Y eso
ocurrirá igualmente en España porque los recortes adicionales que van a
acompañar al rescate van a ralentizar todavía más, y sin ningún lugar a
dudas, la marcha de la economía española, acentuando así la recesión.
Además, y en contra de lo que se está
diciendo, el rescate aumentará la deuda pública, pues el Estado –el
receptor de la supuesta ayuda- tendrá que pagar por las pérdidas de las
bancas fallidas en el rescate y asumir sus intereses y el principal.
Y, finalmente, el rescate tampoco
garantiza ni que el sector bancario pase a ser solvente ni, por
supuesto, que el crédito vuelva fluir a la economía.
La estimación del Fondo Monetario
Internacional de las necesidades de capital del sector están hechas ad
hoc, para justificar la cantidad con la que se pensaba jugar de
antemano. Las cifras que proporcionen las auditorías solicitadas por el
gobierno serán otras: las que se desee, porque la experiencia demuestra
(como en caso de los bancos que fueron calificados de plenamente
solventes meses o semanas antes de que fuesen rescatados en otros
países) que dependen de la valoración que se quiera dar a activos que
han perdido prácticamente todo su valor. La deuda inmobiliaria con los
bancos no es menor de 400.000 millones de euros, así que 100.000
millones (el techo más alto del rescate) serán insuficiente incluso en
los escenarios más optimistas de su recuperación.
Y tampoco se garantiza que vuelva a
generar crédito a la actividad productiva no solo porque la
capitalización será insuficiente sino porque, mientras que las políticas
que se vienen aplicando y que acompañarán al rescate sean recesivas,
ni habrá demanda suficiente solvente ni compensará a la banca dejar de
dedicar los recursos a donde obtiene mayor rentabilidad.
La realidad que el gobierno y los
apologistas del rescate quieren ocultar es que éste no es sino
únicamente el instrumento mediante el cual la troika gobernará la
política fiscal y macroeconómica española para seguir imponiendo
reformas y recortes y para asegurar la prioridad de cobro de la deuda
que los bancos españoles tienen con la banca europea, y principalmente
alemana.
Por tanto, hay que decirlo claramente:
el rescate constituye un auténtico golpe de Estado bajo la apariencia de
ayuda a la banca. A partir de ahora, el gobierno Rajoy hará lo que
digan la Troika y el gobierno alemán. El federalismo de la Sra. Merkel
(“queremos más Europa… y los Estados tendrán que ceder soberanía”) es
una manera amable de definir una relación colonial en la que a España le
toca ahora ser la colonia.
¿Por qué el rescate ahora?
La respuesta que las
autoridades dan cuando se pregunta por qué se da justo ahora el rescate
es que los intereses de la deuda pública estaban alcanzando un nivel
prohibitivo y que, por tanto, había que hacer algo. Pero tal argumento
también cae por su base porque significa ignorar que, como hemos
demostrado en varias ocasiones, no son los mercados financieros sino el
Banco Central Europeo el que realmente define los intereses de la deuda
pública.
El hecho de que los
intereses que está siendo obligada a pagar España sean altos se debe a
que el BCE no ha comprado deuda pública española durante tres meses, lo
que se podría considerar como una auténtica provocación de la situación
final a la que se ha llegado que el BCE lleva a cabo habitualmente.
Así lo ha demostrado
recientemente con datos indiscutibles la periodista Ana Tudela (BCE, la
mano que mece la prima, Más Público, 11/05/12 en http://bit.ly/K5DrT8):
“¿Y si la prima (rentabilidad exigida a
la deuda de un país respecto a la de Alemania) respondiese a algo más
que a un mercado desquiciado? Hay algo más. El Banco Central Europeo
(BCE) ha mecido al alza las primas en fechas concretas: las de las
cumbres europeas y las semanas en que gobiernos y parlamentos decidían
ajustes.
Como demuestra su propio calendario de
actuaciones, el BCE dejó, en esas citas clave, de comprar deuda pública.
Dejó solos a los Estados cuando más falta hacía. No una ni dos veces
sino de forma sistemática desde hace ya dos años, el tiempo suficiente
para cambiar Europa. Las peticiones de ayuda por gobiernos como el
español, ante periodos de absoluta inactividad del BCE como el actual,
caen en saco roto porque la autoridad monetaria, que se empeña en
defender su independencia, tiene un objetivo.
Aunque desde Frankfurt se niegan a
explicar el patrón de sus actuaciones, a concretar por qué han actuado
en semanas con las primas relativamente relajadas y desaparecido cuando
la tensión se disparaba, su intención no puede ser otra que propiciar
reformas en línea con las tesis de la canciller alemana, Angela Merkel, y
del Bundesbank”.
Y también se oculta que
España podría seguir pagando la deuda pública a este nivel (y mucho más
si el Banco Central Europeo ayudara a abaratar en lugar de encarecer su
factura). De hecho, incluso ahora la deuda pública española es más baja
que el promedio de la UE-15. Y según los cálculos del FMI, España
pagaría el 3,5% del PIB en intereses en 2017, lo cual es una cifra
asumible, semejante a la que pagan otros países como Alemania o Gran
Bretaña.
La razón, entonces, de que
haya sido justamente ahora cuando se ha producido el rescate es otra, y
como siempre, no aparece en los medios. Es el temor de la Troika a que
en las próximas elecciones griegas gane la izquierda, y se cuestionen
con mucha más fuerza las políticas de austeridad que han llevado a
Grecia (y a España) al desastre. Es por eso que la Troika quiere tener
la sartén por el mango y forzar la continuación de tales políticas,
porque sabe que es muy probable que tras las elecciones del próximo fin
de semana (y a pesar de las injerencias constantes que están realizando
para influir sobre la libre voluntad de los electores griegos) sea mucho
más difícil defenderlas. Así de claro.
En definitiva, hay que
denunciar el intento de ocultar la verdadera naturaleza del rescate, que
está bien clara en el comunicado del Eurogrupo y en los informes del
FMI:
- quieren rescatar a los banqueros despreciando y por encima del bienestar de la inmensa mayoría de las personas.
- se ha acordado ya, y se
va a producir materialmente cuando se selle la letra pequeña del
acuerdo, un auténtico golpe de Estado, porque a partir de ese momento
España ya no estará implícitamente intervenida, como hasta ahora, sino
expresa y visiblemente por funcionarios extranjeros que impondrán las
líneas de gobierno a las que se habrán de ajustar las políticas
económicas: nuevos recortes, privatizaciones y reformas institucionales
encaminadas a desarmar de derechos políticos y mecanismos de
representación a la ciudadanía.
Y se puede adelantar que nada de eso servirá para recuperar la actividad económica:
- volverá a perderse empleo y cerrarán nuevas empresas.
- nada garantiza que vuelva a generarse crédito para la economía. y
- no bajará la prima de
riesgo y ni siquiera el montante de nuestra deuda, sino todo lo
contrario, cabe esperar que siga subiendo porque nada se ha hecho para
frenar el impacto de la especulación generalizada en los mercados.
El rescate es un auténtico
desastre para nuestra economía y para nuestra sociedad. Es una
verdadera perversión política que el presidente del gobierno se alegre
de que se haya producido y que el propio Rey Juan Carlos lo haya
felicitado por haberlo reclamado a Europa. Los ciudadanos deben
informarse bien, explicar con claridad a quienes tengan a su lado lo que
de verdad ha ocurrido y exigir respuestas políticas que den la vuelta a
la situación para poner en marcha medidas alternativas, que las hay
sobradamente, como venimos poniendo de manifiesto en nuestros escritos y
libros.
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Estimados señores autores, un texto interesante, sagaz y prometedor sin duda, aunque, permítanme opinar, no basta con sólo generar palabras coléricas en contra del abuso y regocijo que los poderosos practican con nuestros impuestos y dignidad a partes iguales.
La razón moverá nuestra voluntad en el futuro. La cuestión es en qué momento se va a producir ese punto de inflexión y cambien, por fin, los valores éticos en un territorio suficientemente amplio como para que el resto lo haga por simpatía.
Tengo la sensación, mejor que cualquier grado de esperanza, que el mensaje del bien común está siendo recibido por todos los que estamos algo informados gracias a los esfuerzos diarios de gentes como ustedes, quienes descodifican y traducen los hechos que están presionando para que el gran cambio de pensamiento suceda. Ustedes que se ocupan denunciando rigurosamente interpretaciones sobre los hechos maquiavélicos que acontecen en la política y la economía de nuestro país. Pero ello significa que tan solo somos unos cuantos los que apreciamos dichas publicaciones, no todos.
El resto de la sociedad, sumido en la más esperpéntica y aterradora ignorancia, continúa absorta con su vida diaria consumiendo fútbol, telebasura, prensa amarilla, series televisivas de moda en internet y la cervecita en la terraza.., aunque sea la de casa. Mientras les alcance para una están contentos.
Supongo que su mensaje no va dirijido a ese tristemente alto porcentaje de población española que no ha llegado al certificado escolar o a saber intepretar lo que es la prima de riesgo, pero entiendo que así debería ser.
Muy a pesar de su descontrol en inteligencia emocional, ellos son los que determinan con su ignorancia masificada y voluntaria la producción del género de políticos al que estamos encalleciéndonos durante las últimas décadas. El reto que deben plantearse los poseedores de su capacidad, es el de sintonizar con ellos para conseguir el poder de su voto y así, arreglar el problema de una vez. Los ingenieros de los partidos políticos mayoritarios son grandes expertos en el tema..
Muy a pesar de su descontrol en inteligencia emocional, ellos son los que determinan con su ignorancia masificada y voluntaria la producción del género de políticos al que estamos encalleciéndonos durante las últimas décadas. El reto que deben plantearse los poseedores de su capacidad, es el de sintonizar con ellos para conseguir el poder de su voto y así, arreglar el problema de una vez. Los ingenieros de los partidos políticos mayoritarios son grandes expertos en el tema..
Una forma sutil, cree un servidor, para describir que la mayoría de este país del votante perezoso son pura carne de cañón. Uno bien limpio y lubricado por las mejores marcas de aceites y disolventes del mercado, hay dinero para ello y mucho más. Waste not, want not..
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"Te veo acribillado por moscas venenosas. ¡Refúgiate donde sopla un
viento frío y fuerte! ¡Refúgiate en tu soledad, amigo mío! Ya has vivido
demasiado entre mediocres y miserables. ¡Huye de su venganza invisible!
No piensan más que en vengarse de ti. No les levantes la mano. Son legión y tu destino no es convertirte en matamoscas. Esa gente
mediocre y miserable es muy numerosa y tú sabes que las gotas de lluvia
y las malas hierbas han terminado derribando un soberbio
edificio...
Sin embargo, procura que tu destino no sea tener que
soportar toda su venenosa justicia".
(Nietzsche, F., 2000, p. 53).
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Por mi parte insistiré, por el bien de todos, en mi modesta divulgación de su sobresaliente y necesario trabajo.
Saludos y gracias de nuevo.
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