Articulo Publicado por Vicenç Navarro en la revista Counterpunch, La revista progresista de mayor difusion de Estados Unidos. 23 de Mayo de 2012.
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La transición española de la dictadura a la democracia se llevó a cabo bajo el dominio de las fuerzas conservadoras que controlaban el aparato del Estado fascista desde 1939 hasta 1978. El liderazgo de las fuerzas democráticas acababa de salir de la cárcel o regresaron a España desde el exilio y no pudo igualar los enormes poderes que la ultra derecha tenía en las instituciones políticas y en los medios de comunicación, donde el control era casi absoluto. La movilización de los trabajadores contra la dictadura había sido fundamental para poner fin a la dictadura. De 1974 a 1976, España registró el mayor número de huelgas que existían en Europa, las huelgas encaminadas a poner fin a la dictadura. Franco murió en la cama pero la dictadura terminó en las calles, con movilizaciones de los trabajadores. Esa presión popular era capaz de modificar pero no romper, sin embargo, el aparato del estado dictatorial.
El
enorme poder de las fuerzas ultra-conservadores y la debilidad de la
dirección política del movimiento democrático de izquierda impidió el
establecimiento de una democracia plena y, en consecuencia, las fuerzas
conservadoras mantienen una enorme influencia en la vida política y
cultural de España. Eso
explica las dificultades que las fuerzas progresistas en España han
tenido en la corrección de la historia oficial promovida por las fuerzas
conservadoras post-franquistas en el país.
Un ejemplo de esta incapacidad de cambiar la historia "oficial" es como Dalí se presenta al público. Hay toda una industria destinada a la promoción de sus obras y su vida. Y Dalí es una figura importante celebrada en España. Recientemente, el gran teatro de ópera de Barcelona - El Liceu - mostró una ópera dedicada a Dalí. Y
Cadaqués, uno de los lugares en la costa del Mediterráneo catalán,
donde la burguesía catalán pasa sus vacaciones, tiene un monumento en la
plaza principal de la ciudad con su figura.
Dalí fue, sin embargo, una persona con claras posiciones fascistas. Los medios de comunicación han mantenido un silencio cómplice al respecto. En las raras ocasiones que la política aparece en la biografía oficial de Dalí, su apoyo a la dictadura se explica como su intención de estar en buenos términos con el aparato de ese estado con el fin de evitar el pago de impuestos, la percepción se lleva a cabo generalmente en Cataluña y España, donde el fraude fiscal siempre ha sido una práctica generalizada entre los ricos. Esta colaboración con la dictadura, porque se trivializa en la comunidad de los ricos (entre los que Dalí fue una figura prominente) todo el mundo practica el fraude fiscal. A excepción de esta pieza de información que generalmente aparece como una nota al pie, nada se dice acerca de la fuerte participación de Dalí con el fascismo. Es así como el predominio de las fuerzas conservadoras aparece en la conformación de la percepción en el mundo del arte. El equivalente de esta situación en los Estados Unidos sería si Kennedy Center de Washington iban a dedicar un musical entero a la figura de Ezra Pound, el defensor estadounidense de Mussolini, que ha sido debidamente condenado al ostracismo en la comunidad de escritores de los EE.UU..
En
su excelente y detallado libro sobre Dalí, Ian Gibson ha documentado la
identificación de Dalí con el fascismo en España desde el principio. ("La vida vergonzosa de Salvador Dalí". Faber and Faber, 1997). Durante la guerra civil, nunca Dalí salió en apoyo de la República. No
colaborar, por ejemplo, en la Exposición Universal de París en 1937,
donde Picasso presentó su Guernica, cuyo objetivo fue recaudar fondos
para la causa republicana. Y
pronto se hicieron explícitas sus simpatías por el golpe fascista de 1936 y
de la dictadura que se estableció en una carta a Buñuel, un cineasta
muy conocido en España. Se
hace explícita y conocida su admiración por la figura y la escritura
del fundador del partido fascista español (Falange), José Antonio Primo
de Rivera y se utiliza en sus discursos y escritos de la narrativa
fascista y expresiones (por ejemplo, la llamada fascista "arriba
España"), refiriéndose a la función especial que España tenía en la
promoción de los sueños imperiales sobre otras naciones. Él
simpatizaba con las ideas antisemitas de Hitler y celebró la alianza de
Franco con Hitler y Mussolini contra Francia, Gran Bretaña y los
Estados Unidos. También dió la bienvenida a la "solución a la problemática nacional", en boga en los círculos nazis y fascistas en ese momento.
Dalí se convirtió en el gran defensor de la dictadura franquista en el mundo artístico. Él estuvo también, al igual que el fascismo español, muy cerca de la Iglesia y el
Vaticano del Papa Pío XII, lo que indica que el arte moderno debía
basarse en el cristianismo. Su
lealtad a la dictadura fascista continuó hasta el final, la defensa de
las políticas de Estado terroristas que incluyeron asesinatos políticos,
incluso en los últimos momentos de la dictadura. Unos
meses antes de morir, Franco firmó las órdenes de ejecución de cinco
prisioneros políticos, que crearon un escándalo internacional de la
protesta. Dalí
defendió las órdenes de Franco de ejecución, lo que indica que muchas
más sentencias de muerte deberían haber sido firmado por el
Generalísimo, a quien se refirió como "el héroe más grande de España". Franco
es la figura española que ha matado a más españoles en la historia
española, (120.000 de ellos todavía están desaparecidos sin saber dónde
están enterrados).
Todos
los hechos están bien documentados en el libro de Ian Gibson, pero rara
vez aparecen en la prensa española. En
realidad, La Vanguardia, que pertenece a la familia Godó, (uno de los
principales del golpe de Estado fascista, quienes solían ser el grandes
defensores de la dictadura española, ahora convertidos en el papel
de principales conservadores en Cataluña), continúa la publicación de artículos
sobre la vida de Dalí, sin hacer jamás referencia a estos acontecimientos.
Las clases populares, sin embargo, tienen una memoria. Dalí era odiado por las fuerzas democráticas. Cuando Franco murió, Dalí huyó de Cadaqués, con miedo por su vida. En
1976, durante los últimos años de la dictadura, una bomba fue
descubierta debajo de su asiento habitual en un restaurante importante
en Barcelona. Y pronto se dio cuenta de que su vida y su patrimonio podría estar en peligro si las fuerzas democráticas iban a ganar. Pero subestimó el poder de las fuerzas ultra conservadoras que eran leales a él. El
Rey, Don Juan Carlos I, nombrado por el general Franco, se convirtió en
el jefe de Estado y de las fuerzas armadas en la democracia de reciente
creación y extendió su protección a todas las figuras principales de la
constitución fascista, como Dalí. Y, un monumento con su estatua se levantó en Cadaqués.
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Gracias de nuevo Sr. Navarro.
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